Con motivo del día mundial del reciclaje se propuso realizar La construcción hecha con material recilcado mas grande del mundo como parte de una serie de acciones nacionales e internacionales destinadas concienciar de la importancia del tratamiento de los deshechos y la basura producidos por el ser humana en relación a la protección del medio ambiente . Así, el Pabellón de Tetrabriks, se enfocaría en el reciclaje de un tipo de envase particular, el cartón de leche estándar, el tetrabrik.

EL PABELLON COMO PARTE DEL CICLO DE RECICLADO

El proyecto se inicia en el cartón de leche usado. Para ello se elaboró un intenso despliegue (in)formativo en distintos colegios de la provincia para la recogida de tetrabrik en alumnado de primaria. Gracias a la recolecta de mas de 45.000 envases se pudo disponer del material para la realización del pabellón, espacio construido exclusivamente por este elemento.

Se proyectó un nuevo sistema constructivo a partir del ensamblado de briks con materiales sencillos y resistentes que no impidieran el reciclaje posterior del propio pabellón: grapas y bridas permitirían sujetar las pestañas de una pieza con la otra formando ángulos de 135º. El sistema primaría el minimizar el tipo de elementos necesarios con la mayor versatilidad posible. Se crearon así 2 tipos de módulos autoportantes: el muro, como pieza base maciza con su variante celosía para dar transparencia y dejar pasar la luz y la torre, como pieza núcleo que une dos piezas base linealmente o en la perpendicular. En definitiva se trata de un Kit del Cartón de Leche que, como piezas de un lego, permitiese la mayor facilidad de montaje en el tiempo record de 2 semanas con el que se disponía.

La escuela de arquitectura de Granada se encargaría, a través del 1er curso de Proyectos (unos 120 esforzados alumnos) del montaje en varias fases.

La primera de ellas, en un tiempo de 15 días, consistiría en el premontaje de elementos en la escuela para un posterior transporte al lugar del evento donde se procedería al ensamblaje definitivo. A partir de unas sencillas instrucciones de montaje, cada grupo de alumnos tenía que fabricar una pieza de cada tipo por número de personas. Así se consiguió en una semana reunir en la escuela de arquitectura los 300 módulos que se ensamblaron para la fabricación del pabellón.

En la segunda fase, durante tres días de montaje, ya en el Parque de las Ciencias, se unieron las piezas encastrándolas unas en otras, y arriostrando sus muros con sacos de arena en su base creando un contra-peso contra el viento y los posibles empujes.

Como antesala al acceso inferior de la torre-mirador, el pabellón se desarrollaría de forma laberíntica, creando una variedad de espacios internos: patios de distintos tamaños que recogen en su interior el arbolado existente, diferentes pasos con alturas variadas a veces cubierto con vigas en forma de ramas de Tetrabriks y una torre de 7m que recogía luz y sombras a través de sus paredes de celosía.

El pabellón se trasladaría a una planta de reciclado pasadas dos semanas como parte final del proceso….