Convertir los desechos en naturaleza metropolitana. La ocupación mediante un tallaje de la acumulación de desechos que crea la Isla de San Mattia, crea una deformación continua de taludes y desmontes que, uniéndose a lo largo de una geometría de superficies construidas continuas, recuperan los vacíos de la misma para su implementación natural.

Se distribuye el programa a lo largo de la ocupación, y respetando el tejido existente en el contacto con Murano, se crean las zonas de funcionamiento: La zona Oeste, con la llegada de los pasajeros del aeropuerto y su conexión con otros medios de transporte por la laguna. La zona central, con un gran vacío urbano reconocible desde la laguna, de mayor escala que la Piazza San Marco. En el extremo Este, los equipamientos deportivos se funden con una playa artificial y la zona de camping y de hoteles.

La estructura global queda proyectada mediante la especulación sobre la isla de un posible estado natural –que nunca existió dado su carácter artificial- y ordenado según geometrías de escala y dimensión más allá de la propia isla. El conjunto, unas livianas superficies que tapizan la isla y la estructuran al uso, se muestra como un referente en el paisaje por escala y la presencia de el gran espacio urbano, que, jalonado por un escenario –faro hacia la laguna- se muestra a Venecia desafiando la supremacía de la Piazza San Marco como único espacio de gran escala de la ciudad.

Los prototipos son proyectados para ocupar mentalmente la Laguna y desplazar en la memoria del viajero la Venecia acabada y cerrada por un territorio vivo y flexible. El refugio urbano, una pequeña construcción traslúcida que se coloca ocupando las cubiertas de Venecia, denostadas por sus habitantes y olvidadas por el viajero. El observatorio, que secciona la laguna y en su perfil semisumergido la mirada se puede desplazar desde el paisaje hasta la fauna submarina. El puerto, que conecta diferentes medios de transporte deformando las superficies de uso al efecto de crear miradores interiores a la ciudad.