Campos de sueños.Las nuevas tecnologías inalámbricas solapan entornos útiles casi ilimitados sobre nuestros entornos arquitectónicos, urbanos y rurales.

Necesitamos menos edificios programados, menos edificios funcionales. Necesitamos lugares.

 Espacios programables, edificios capaces de atraer gente y sus actividades y servir distintos propósitos según sean requeridos. Hagamos evolucionar los edificios funcionales hacia edificios útiles.

Proyectamos este entorno. Proyectamos un lugar público, tecnológicamente avanzado, ecológicamente consciente y socialmente activo.

 Proyectamos, según requerimientos de la administración un CENTRO PÚBLICO DE DIFUSIÓN DE INFORMACIÓN (CPDI). Para los ribetanos, proyectamos mucho más.

El proyecto es público y es espacio. Espacios indeterminados, pero totalmente controlables por el personal del edificio, permiten que sucedan todas las actividades del programa y mil más. El proyecto pretende convertirse en el nodo de la vida social de Ribes y su comarca. Incrementar el potencial atractor del televalle convirtiéndose en un poderoso atractor de personas y actividades. Los sistemas de comunicación vertical interiores son libres y accesibles a discapacitados en todo su desarrollo.

El espacio es público en toda su magnitud.

Los espacios servidores del proyecto, tales como la tienda, las oficinas y dependencias que requieren de seguridad son los únicos que se plantean compartimentados e aislables. Cualquier visitante del centro puede acceder a él sin ningún tipo de trabas de control o movilidad. Siempre habrá personal municipal dispuesto a atender sus necesidades. El servicio público se nutre de las enseñanzas de los sistemas de mercado. Proyectamos un gran centro de ocio público.

El proyecto se configura como un soporte de lugares. Sitios donde encontrarse, charlar tomando un café, participando de forma activa en un taller de cocina para hombres solteros o leer a Calders en un sofá ante el balcón al valle. Estiramos los patrones de uso del edificio hasta el límite de su flexibilidad. Abrimos el edificio hasta cuestionarnos su presencia.

La guardería es el único reducto autónomo del proyecto. Los niños tienen su lugar, propio y diferenciado en su intimidad, compartido y disuelto en su faceta del juego público. Expandimos el patio de juegos por toda la plaza, manteniendo un posible sistema de control sobre el mismo, pero haciendo que los niños jueguen en la calle, como siempre.

Los lugares de acopio del proyecto, como el archivo municipal o el depósito de la biblioteca se albergan en planta sótano, pero no por ello están condenados a la oscuridad y el frío. Un jardín secreto llena de luz y verde el lugar de trabajo de las personas encargadas de estos servicios.

Las redes de comunicación inalámbrica y los dispositivos portátiles crean campos de presencia continuos en todo el edificio. El sistema arquitectónico se adapta a las capacidades creadas por las nuevas tecnologías ya en pleno desarrollo y uso por los ribetanos.

El potencial se lleva al máximo al conseguir en base a estos sistemas de comunicación la continuidad del espacio exterior, el entorno de la plaza del Mercado, la Casa de la Cultura e incluso del río, hacia el interior, el espacio protegido del edificio.

Los ribetanos pueden hacer suyo todo el espacio. Es abierto, es publico y está conectado, física e informacionalmente. Desde el depósito de planta sótano, los bibliotecarios pueden a través de las COLUMNAS DE DISTRIBUCIÓN DE INFORMACIÓN (CDI) suministrar los libros que los usuarios pidan. Cualquier rincón del centro se convierte en una sala de lectura. La ubicuidad posibilitada por las comunicaciones inalámbricas y una red de electrificación alojada en los suelos técnicos hace que un punto de suministro de PCs portátiles convierta todo el centro y la plaza en un espacio hiperconectado.

Alfombramos el entorno del edificio con campos de presencia. La fachada a la plaza del mercado se baña de luz de colores convirtiéndose en un cine de verano o en el nuevo reloj del pueblo.

El proyecto es, en cuanto a su uso, un sistema evolutivo abierto. Los espacios responden a un programa requerido en un momento determinado, pero no se ciñen a la satisfacción funcional del mismo. Son espacios versátiles y transformables.

La forma no sigue a la función, la forma se adapta a la función.