La casa escalable acoge las pasiones de Lolo, su morador. Sus deseos corporales generan la forma de la vivienda. Un contenedor de actividades hecho a la medida de una persona y de su particular forma de entender la vida.
Un espacio para escalar, nadar, hacer fiestas, relajarse, hacer gimnasia, hacer nudismo, no abrir ni cerrar puertas y disfrutar constantemente del paisaje natural de Loja.
Para escalar la fachada es un rocódromo de madera que modifica su sección en sentido longitudinal para generar diferentes grados de inclinación y conseguir así varios niveles de dificultad de escalada.
Para nadar se construye una piscina con las medidas de una calle de natación de 2,5m por 25m.
Para hacer nudismo en la intimidad se plantea una cubierta vegetal y una terraza cubierta y semiabierta (planta primera).
Para relajarse se construye un jacuzzi en la terraza exterior y un chill-out interior.
Para hacer fiestas y hacer gimnasia se plantea una vivienda totalmente diáfana, donde las compartimentaciones interiores desaparecen y los espacios se extienden en un continuo de uso indeterminado y cambiante según las necesidades vitales de Lolo.
La estructura de muros pantalla y losas macizas de hormigón armado permite la forma variable de la sección del edificio, apareciendo en este entorno montañoso como una roca modelada a conciencia para ser escalada y habitada.
Dos cubiertas vegetales, un jardín en dos niveles y el agua de las cubiertas y piscina se mezclan con el hormigón visto, la madera y el vidrio como únicos materiales de acabado.