El viento / energía eólica, el sol / energía solar, el terreno / inercia térmica, el agua / acondicionador climático, la gente / relaciones  sociales, la tecnología / nuevas posibilidades, residuos sólidos / energía con biomasa, aguas grises / regadío, son algunos de los conceptos  que se introducirán en el proyecto para la generación de un nuevo ambiente urbano. Para provocar estas nuevas condiciones se propone un edificio que se interrelaciona continuamente con su espacio público interior y el espacio rural y urbano exterior. Un espacio público que es gestionado por un gran árbol interactivo que propicia las condiciones idóneas tanto al patio de manzana como al conjunto de viviendas.

Se trata de una arquitectura que busca la conexión y la armonía con el territorio rural y urbano colindante. Una compatibilidad a nivel de paisaje, pero tambien de combinación de usos, unos territorios híbridos que poténcien las preexistencias, texturas urbanos donde desaparece la diferencia entre lo público y lo privado. Por ello el proyecto busca esa  dualidad a modo de liberar la mayor cantidad de espacio libre posible. La construcción de nuevos paisajes urbano-rurales que propicien un entorno que aporte garantias a quién lo disfruta.

Frente al acto de colonizar el territorio en superficie se plantea la discreción, el pasar desapercibido, construir viviendas, pero devolver al territorio su capa superficial, minimizando el impacto ambiental y visual. De este modo, el proyecto parte de la idea de crear viviendas excavadas, beneficiándose de la inercia térmica que nos ofrece el terreno. Las altas temperaturas que se alcanzan en estas localidades hace que ésto sea de gran ayuda para soportar el verano.