En un lugar de fuerte pendiente, dos alfombras de hormigón se deslizan la una sobre la otra, entre árboles, para asomarse al paisaje...
En un terreno marcado por un fuerte desnivel, de unos 12 metros, se plantea la necesidad de proyectar un espacio estancial, un lugar desde el cual mirar por encima de las cubiertas vecinas. La acusada pendiente obliga a replantear la posición de las infraestructuras necesarias para la construcción de un lugar de descanso.
El proyecto se constituye en torno a tres elementos preexistente una escalera y dos árboles. Estos elementos junto al muro de contención de toda la parcela se convierten en soporte de la nueva intervención.
Se construyen dos plataformas flotantes que arrancando en la escalera y desarrollándose entre los árboles generan un espacio elevado que mira al horizonte. Estas dos plataformas, losas de hormigón blanco, se deslizan la una sobre la otra formando una secuencia de dos tipos de lugares. Uno, el más elevado, está pensado y dotado para el descanso gracias a un banco longitudinal metálico. Otro, junto al árbol, avanza por encima del muro de contención inferior para asomarse al paisaje circundante.
El jardín pasa por debajo de estos elementos hasta alcanzar el muro de contención que remata en la parte más baja toda la intervención.