El proyecto consiste en la reforma de una vivienda que había perdido su cualidad de ático al haberse acristalado parte de las terrazas con una escasa ventaja funcional, y donde la distribución existente fragmentaba el espacio en exceso.
Se desmontaron los añadidos en las terrazas y aligeramos el cerramiento de la fachada sur. En el interior, ordenamos el programa en torno a un espacio central continuo. Todo a fin de conseguir la mayor diafanidad del espacio e incorporar la terraza como parte de la vivienda. Para ello, suelo y techo se materializaron en dos planos blancos reflectantes continuos: un pavimento de resina de poliuretano que garantiza la continuidad interior-exterior y un techo tensado de PVC que se prolonga hacia el exterior en forma de cornisa de chapa de aluminio para proteger el acristalamiento sur.
Sobre estos planos se insertaron unas islas de similares geometrías que, en el caso del suelo, delimitan las principales áreas funcionales (tarima de teca con junta de barco en zonas estanciales y piedra del cabezo en el baño), y en el techo concentran la iluminación ambiente y de acento y, puntualmente, las rejillas de impulsión de aire acondicionado. Dos paramentos de vidrio lacado negro y una banda continua acabada en madera de nogal delimitan el espacio verticalmente. La aparición de pilares exentos debido a la redistribución de la planta se resolvió incorporándolos como elementos de iluminación, revistiéndolos de chapa perforada.
Esta repetición de geometrías y color, reforzada por el acabado reflectante de suelo y techo, sugiere la imagen especular que caracteriza el proyecto.