El proyecto actúa sobre una planta completa de un edificio situado en el extremo norte de la Gran Vía: un panóptico sobre la ciudad.
La normativa obligaba a mantener la composición y escuadrías de los huecos de fachada. A estas limitaciones se añadían las causadas por una cantidad inamovible y considerable de pilares, tuberías de saneamiento y conductos de ventilación que salpicaban la planta de una forma caótica, y una escasa altura libre entre forjados cuyas vigas descolgadas reducían puntualmente la altura a 2.30 m.
El programa pedía dos zonas claramente diferenciadas tanto por los accesos como por el grado de privacidad: espacios generales para empleados y visitantes, y dirección.
Las necesidades corporativas requerían la acotación de espacios individuales, manteniendo a la vez la sensación de pertenencia a una misma empresa. Por ello, se dispuso una concatenación de despachos en forma de burbujas de vidrio curvo, distribuidos por el perímetro exterior, en contacto directo con la fachada, cuya transparencia deja percibir espacialmente la totalidad de la planta y su relación con el exterior. El perímetro interior, por el contrario, se delimitó por una piel continua de laminado brillante, con un patrón de círculos en relieve, que cose las distintas áreas de las oficinas, y alberga los espacios de servicio.
El contrapunto lo ofrece el revestimiento de pilares, bajantes y conductos existentes, que se ocultan tras una profusión de tubos cromados de distintos diámetros y tonalidades que caracterizan el proyecto. Esta combinación de reflejos y transparencias otorgan un grado de distorsión a los espacios que difumina los límites visuales entre ellos.
Los pavimentos (mármol blanco pulido in situ en las zonas de circulación y tarima maciza de madera de cumarú en los despachos, en idéntico y continuo despiece), terminan por otorgar al espacio la sensación de solidez, calidad y pulcritud requerida por el cliente.
La zona de dirección, por su parte, contrasta por su hermeticidad extrema, donde los pasos de comunicación con el espacio anterior no son fáciles ni evidentes. Partiendo del mismo rango de acabados, es el techo de tarima de madera de nogal el que eleva la categoría de la estancia para hacerlo corresponder con la función correspondiente.