VIV[id]ERO es una infraestructura nómada con vocación de herramienta de gestión, de facilitador de procesos y de amplificador del espacio público en su uso para acciones culturales, sociales y comunitarias.
No tenemos la pretensión de proponer una idea innovadora. Sabemos que son muchas las experiencias de este tipo de construcciones desde hace varias décadas y múltiples los proyectos de infraestructuras itinerantes vinculadas a espacios culturales. Ya en el primer manifiesto de arquitectura móvil, escrito en 1958 por Yona Friedman se proponían estrategias y acciones para adaptar la creación arquitectónica a las necesidades del usuario en lo referente a la movilidad social y física.
Y es este, precisamente, el detonante para abordar esta construcción: la necesidad. La necesidad de transportar y almacenar materiales en procesos de autoconstrucción, de protegernos de la imprevisible lluvia bogotana cuando desarrollamos algún proyecto o actividad en el espacio urbano y de disponer de un espacio con identidad propia.
Pero la legitimación de esta construcción la encontramos en la convicción de que este artefacto, este vivero de ideas y proyectos, puede ser una arquitectura expandida en el sentido más literal: un verdadero amplificador de acciones, de espacio público, de redes y de posibilidades expositivas, formativas y participativas.