El local donde se plantea la habilitación para vivienda se encuentra en la primera planta de un inmueble existente cuyas características más relevantes son las siguientes:
Por un lado es un local entre medianeras muy alargado con fachadas recayentes a dos calles y orientación este-oeste. Tiene únicamente un patio de luces de reducidas dimensiones en la tercera crujía (contando desde la calle este y habiendo un total de ocho). Y por otro lado, la segunda planta está construida en las cinco primeras crujías (contando desde la calle este), situación que solo permite abrir huecos en forjado en las tres últimas crujias.
Con estos datos de partida y un programa de vivienda habitual (cocina, comedor, salón, baños, dormitorios y estudio) la estrategia general que permite una satisfactoria ocupación del espacio consiste en la correcta elección del lugar donde se abrirá el segundo patio. De forma que junto al primero sea el centro sobre el que gravite la vida que se desarrollará en la vivienda, a la par que, mediante su proximidad y relación con el patio existente reduzcan entre ambos la proporción excesivamente alargada de la vivienda hacia una percepción del espacio más central.
Así, el segundo patio se sitúa en la sexta crujía y en la medianera opuesta al patio existente. Entre ambos, en la quinta crujía se desarrolla el programa difuso y común de la vivienda (baño general, lavadero y estudio). Hacia el oeste se organiza la zona de noche, con las habitaciones y un baño y hacia el este la zona de día. Esta última se plantea de forma diáfana para soslayar lo máximo posible la limitación del patio existente mediante la ventilación y la iluminación aportada desde la calle este. Por último, dos celosías perpendiculares entre sí matizan visuales y configuran espacios.