Este es el punto de partida con el que empezamos a proyectar Hole in the Wall, una escultura urbana que intenta aportar nuevas reflexiones tanto en el diseño del mobiliario urbano como en la producción de esculturas construidas con madera.
Si paseamos por la ciudad, calles y plazas, encontramos elementos que interactúan con las personas, como si la naturaleza los hubiese depositado allí y se cruzasen en nuestro camino. Esta obra aparece como una nueva pieza de mobiliario, una escultura de madera adaptada al usuario, un árbol caído, cuyas hojas se extienden a modo de alfombra, y nos invitan a caminar por su interior, un espacio de naturaleza controlada hecho a la medida del ser humano.
La construcción de esta escultura genera a la vez 2 piezas distintas: La primera, el lleno o interior de macizo completo de madera, entendido como pieza exenta que podría situarse en vertical así como un tronco de árbol seco, sin ramas ni vegetación, que aún no se ha posado sobre el terreno. La segunda, el vacío o corteza exterior del tronco completo, inicia un breve pero fascinante recorrido en horizontal.
Hole In The Wall se materializa instalando 70 pórticos, equidistantes cada 15 centímetros, arriostrados en su parte inferior mediante un suelo continuo, tipo entarimado de madera, y enroscados con dos perfiles tubulares rígidos en la zona superior. Los pórticos se construyen con madera DM hidrófuga de 2 centímetros de espesor. Cada sección se ha estudiado partiendo de una posición adoptada por cualquier individuo, que evoluciona sutilmente a medida que avanzamos por la escultura, como si nos adentrásemos en el interior de un árbol, intentando vivir esa fantasía, para desembocar en 3 grandes orificios informes que crean las distintas entradas o salidas. Como resultado, se obtiene un prisma rectangular de cantos redondeados de medidas 2.35 x 2.70 x 12.00 metros, lo que permite su fácil transporte mediante contenedores industriales.
Debemos entender la continuidad que la obra puede ofrecer cuando se producen múltiples contactos entre los orificios de varias esculturas, elaborando un atractivo patrón de repetición, con multiplicidad de combinaciones que pueden por acabar colonizando cualquier espacio urbano.
La simplicidad formal exterior de la pieza contrasta con el espacio que se genera en su interior, un lugar donde la madera envuelve en todos los sentidos al visitante, y que trata de responder la pregunta con la que comenzábamos nuestra investigación.