El programa propuesto por el Ayuntamiento, con un conjunto de oficinas y salas de reuniones para los grupos culturales del municipio, exigía la rehabilitación y ampliación del pequeño edificio residencial situado en el casco histórico de Usurbil. A su vez, el mantenimiento de la fachada oeste era una exigencia de partida derivada de la normativa de protección del patrimonio.

Del análisis del conjunto urbano donde se ubica el edificio Potxonea derivaron muchas de las premisas que han guiado el proyecto. Así, las decisiones de ocupación del callejón que separa Potxonea del edificio adyacente, la de ampliación del edificio hacia el este siguiendo la pauta del resto de edificios que forman el conjunto o la de conformar fachadas ligeras al este en contraposición a los muros de carga que forman las fachadas al oeste surgen siguiendo las lógicas derivadas del lugar.

La organización del programa ha buscado la máxima eficiencia de los espacios servidores, dada la escasez de superficie disponible, pero sin renunciar a  una percepción espacial de calidad.