El edificio se encuentra encajado en dos medianeras de un antiguo conjunto residencial construido en el barrio de Les Corts. Aquí, en esta situación, una húmeda y oscura planta baja de treinta cinco metros cuadrados, situada entre un estrecho y abandonado patio de luces, redescubre a través de un potencialmente flexible programa de vivienda, una muy a menudo olvidada situación intersticial.

Para el control de las humedades, se instala un entarimado sanitario que en continuidad con unos trasdosados verticales de bloque de hormigón crean una compartida cámara de aire con ventilación cruzada. Los muros de bloque también escalan la altura del espacio, sirviendo de apoyo de un altillo más privado que ventila un posible dormitorio a través de la fachada principal. Una muy útil doble circulación facilita la instalación de una pequeña cocina en medio del espacio que dependiendo de las necesidades de alquiler y uso del mismo, fácilmente puede convertirse en una segunda sala con acceso individual.

Aparece en el espacio una fronteriza caja de madera de abedul que alberga todo un programa húmedo que converge hacia el exterior. También una translucida caja de policarbonato que se apropia de un finalmente desnudado patio de luz dramatizando la experiencia interior. Exterior e interior se confunden. Cada uno en su sitio. Dando un sentido nuevo al patio redescubierto.