Dentro del núcleo antiguo de Olot, formado por viviendas entre medianeras y patios de manzana posteriores, algunos olvidados. La intervención se enclava dentro de uno de ellos, con la voluntad de recuperar y redefinir este patio, aportando orden y claridad en los límites a través de la introducción de un programa básico. Transformándolo para llegar a ser un pequeño refugio de paz dentro de la ciudad.
La transformación se realiza con cuatro elementos compositivos básicos que a la vez son el programa requerido; la terraza (pavimento), la escalera (volumen), el jardín (vegetación) y por ultimo, la piscina (lamina agua) .
La terraza es el nivel de referencia y elemento de conexión entre el jardín y los distintos niveles. Es un plano terso, que busca el límite de parcela y se abre al jardín. En los lados cortos, se dobla y forma un pared ciega o en celosía donde aparecen unas pilastras para soportar cajas de acero con programas concretos en su interior y coronadas por un sistema de tensores que sustentan una pérgola retractil. De la terraza emerge una primera escalera volumétrica que permite la conexión superior con la vivienda y una segunda escalera, excavada en su interior, que comunica con la cota inferior a nivel de calle, donde se aprovecha para ubicar los servicios, vestuarios y vestíbulo cubierto de bienvenida.
Las escaleras son objetos macizos recortados a la masa del volumen de la terraza, dibujando el recorte de los peldaños en la materia, buscando una unidad material y compositiva con el conjunto. Dando paso a un juego de luces y sombras toscas en contraposición de la sombra fina y ritmada de barrotes verticales de la baranda.
El jardín se platea como un recorte de bosque dentro de la ciudad, haciendo agrupaciones desordenadas de árboles (hayas y abedules) y matorrales donde la masa vegetal juega con el vacío y lleno del espacio, permitiendo zonas de sombra donde se recogen bancos a manera de objetos abstractos, que articulan el espacio juntamente con el ritmo vertical variable de la valla que dialoga con los troncos contrastándolos sobre ella.
La piscina dentro del mismo plano que define el jardín, suaviza y a la vez hace transición entre los dos espacios exteriores principales, la terraza y jardín. Esta busca la continuidad con el jardín, un limite difuso de agua y vegetación sin transiciones, pertenece al jardín. El resto de lados buscan la dureza de los limites físicos de parcela y propios de la terraza. La conexión entre los lados, se plantea con unas tarimas de madera exentas, a manera de “palancas” peatonales que cruzan algunos ríos y pozas de la comarca y de ellos toma prestado el color oscuro para el vaso de hormigón enlucido.
La materialización se opta por un único material, material que debe resolver los sistemas de sustracción de masa, elemento compositivo que rige en toda la intervención. Es el ladrillo negro el escogido, es su presencia densa y tosca lo que define todos los límites de la Terraza, escaleras y la volumetría inferior donde muestra su variedad expresiva con celosías y aparejos de pavimentos. El conjunto se integra en le contexto urbano a partir de la fusión del color negro azabache del ladrillo y el mortero claro con árido volcánico, evocando a los tonos oscuros del paisaje de la Garrotxa.