Cronologías (inicial;final): 1993;2000
Este edificio, la nueva sede de la Caja General de Ahorros de Granada, está situado en la zona periférica sur de esta ciudad. Es obra del arquitecto Alberto Campo Baeza y reúne las dependencias que la institución financiera tenía distribuidas por toda la ciudad. El edificio, en un ejercicio de contención formal ajeno a cualquier moda y frente al repertorio de "estilos" y formas del anexo Museo de las Ciencias y de las urbanizaciones que lo rodean, representa la imagen corporativa de la entidad y crea un elemento ordenador del tejido urbano con una geometría regular.
La ordenación de la parcela rectangular sobre la que se asienta el edificio se realiza a partir de un basamento en el que se sitúa el aparcamiento, el archivo y el centro de cálculo. Sobre él, el gran cuerpo cúbico dedicado a oficinas. Esta primera plataforma se extiende en una explanada vallada junto al acceso principal destinada a la canalización de peatones y vehículos bajo una plantación de tilos, y define en la parte posterior un patio de naranjos al que se abre la cafetería. A través de una escalinata se accede a las oficinas propiamente dichas desde este patio de tilos, un pasaje que se introduce en el cuerpo de oficinas por un extremo y desemboca en un gran atrio interior de 30 x 30 x 30 metros, el corazón hueco del edificio que organiza las circulaciones a su alrededor y contribuye a la orientación del visitante. Este vacío central está presidido por cuatro columnas de hormigón cuyas dimensiones coinciden con las de la catedral de Granada y está permanentemente bañado por la luz que entra en diagonal desde los cuatro lucernarios de la cubierta. Acodados en torno al atrio, las crujías profundas correspondientes a las oficinas paisaje ocupan la mitad sur del edificio, mientras las crujías estrechas y compartimentadas de los despachos se instalan en la mitad opuesta.
La luz, verdadera protagonista del proyecto, determina tanto la ordenación en planta como la configuración de los alzados. Las dos caras del cubo orientadas al sur se protegen del soleamiento mediante huecos profundos que proyectan su sombra sobre el vidrio situado en un segundo plano. Las fachadas que dan a norte son dos planos en los que las hileras de ventanas se enrasan con el plano de la fachada. Con la misma lógica, el atrio interior define dos de sus caras con muros cortina de vidrio y las opuestas con una piel de alabastro que refleja la luz proveniente de los lucernarios. Hormigón, travertino, alabastro y acero inoxidable componen la reducida paleta material de un edificio que aboga por la austeridad sin olvidar su carácter representativo.