¿Cuándo dejamos los ciudadanos de preocuparnos por lo común? ¿Cuándo se olvidaron los espacios que son de todos? Cuándo se convirtió la calle en un mero trámite entre un objeto edificado y el siguiente? Parecería preferible que una cápsula voladora individual nos llevase más directamente si cabe de un ‘rooftop' al siguiente, sin necesidad de pisar las calles.

El tiempo de pandemia en que vivimos, que nos hace pensar en tiempos nuevos, ha vuelto a poner el foco en esta escala de la manzana, del vecino que está enfrente nuestro y del que apenas sabemos nada. Nos ha hecho necesitar más al otro, querer trabar lazos y reconstruir ese tejido social próximo, resiliente, pero que necesita un ámbito donde desarrollarse. Nos ha hecho querer ‘hacer ciudad’.

Se propone poner de nuevo el espacio púbico a ras de suelo en el corazón del proyecto. No se trata sólo de habitar el espacio intersticial entre edificios, como en el casco histórico, sino de que el vacío, el espacio de convivencia, sea el protagonista del escenario urbano en este área ‘pericerdaniana’.