nuestra arquitectura refleja la forma que tenemos de habitar el mundo, al pensar en dos pabellones cerca de un lago, quizá imaginemos gente cerca de la chimenea de sus casas mientras contemplan el paisaje, embarcaciones remolcando esquiadores acuáticos, hogueras en la orilla donde se queman nubes de goma … vivencias, arquitecturas, de la apropiación por unos elegidos de un paraje natural como puede ser un lago de montaña. estos dos pabellones son para otro tipo de personas, para otra filosofía de vida, experiencia nómada, donde el contacto y la estancia en la naturaleza es temporal, donde no existe apropiación sino lo apropiado, arquitectura sin gesto que acoge en su mínima expresión. dos actividades, un picnic sobre una mantel de cuadros entre dos personas y una reunión para un brunch entre un grupo de amigos. La pareja se tumbará en el campo mientras que el grupo disfrutará de su almuerzo en un mobiliario tan sencillo como la comida que se disponen a disfrutar. low-food, low-cost, low-life, la arquitectura en la naturaleza debe pasar a un segundo plano y no ser protagonista; su construcción es modular, ligera, permeable con el paisaje, simple en su diseño, mínima en su expresión.