El proyecto se plantea  como una reflexión sobre la situación actual en la que se encuentra la arquitectura.  No dejamos de escuchar y leer sobre la crisis inmobiliaria de los últimos  años.
Una de las imágenes más vistas durante la última década  ha sido el paisaje constructivo formado por los esqueletos de los edificios y las prótesis que los sostenían en pie.
Hablamos de paisaje constructivo porque a pesar de lo mal que se han planificado las cosas, vamos a intentar ver el problema, esta vez, desde un punto de vista positivo  y aprovechar lo que tenemos como una oportunidad para hacer arquitectura.
La propuesta consiste en la utilización de los elementos auxiliares que hacen posible la existencia de la arquitectura  y que ahora mismo están en completo desuso.
Así pues, los protagonistas de la misma serán los puntales de  obra, los tablones de encofrar y el plástico de embalaje. Él reto será demostrar  la posibilidad de hacer arquitectura reinventándose, creando situaciones nuevas de materiales cotidianos cuyo coste será el mínimo.
Al tratarse de elementos que están pensados para su montaje y desmontaje, el sistema constructivo es perfecto para su transporte, rapidez constructiva y posibilidad de ampliación sin alterar el conjunto.
Partiendo de las bases sobre las que estos elementos se utilizan normalmente (Espacio encofrador), se propone su continuación con algunas modificaciones.