ROCA Y ESPEJO
Construir con luz y gravedad, como en el suelo, para despertar la emoción de vivir en las alturas, desde lo primitivo, desde lo básico.
Un espejo y una roca suspendidos en aire, ambos en voladizo, en desequilibrio. El espejo es lo leve y lo efímero, la roca es lo pesado, lo que estaba antes que nosotros y lo que seguirá allí cuando no estemos. El espejo refleja el cielo, plasma sobre el plano sus variaciones, y los cuerpos intrusos se tienden al viento. La roca atrapa el aire, la gota y el haz de luz en su interior, comprime los cuerpos y los resguarda.
La cueva sobre la cabaña.
Una estructura ligera alberga el vacío, solo lo insinúa y tensa los cuerpos en un ascenso vertiginoso de gran esfuerzo y que pretende separar dos estados, suelo y cielo, sin continuidad.
Y allí arriba, los cuerpos se encontrarán en silencio, como en un templo. Y abajo, la sombra proyectada parece recordar que todo empezó allí en las alturas, pero que también allí terminará.