LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ...Y LO QUE DEJÓ
Escuchar la música del viento y con ello aprovechar su energía.
Diseñar un edificio residencial desde las sinuosas ondas con las que el viento hace mover aquello que encuentra a su paso.
Se lleva el exceso de calor del edificio y nos deja energía eléctrica.
Inspirado por el clima de Almería (clima templado de costa con mucho viento), este proyecto pretende recuperar la energía cinética del viento y convertirla en energía eléctrica a través de la vibración del plástico de invernadero que compone su fachada.
De esta manera, el material captará energía y no sólo servirá para crear las condiciones térmicas adecuadas de los huertos interiores.
El ejemplo que se propone, deja una calle entre viviendas, a similitud de las viviendas aisladas rurales, donde la vida se hacia “en la puerta”.
“Retomemos las buenas costumbres, salgamos a la puerta.”