Edificar.
2. Infundir en alguien sentimientos de piedad o virtud.
“El camino de la temporalidad apenas dejaría otra huella que el envejecimiento de la carne si no sirviese para alimentar nuestra relación con el espacio”,-escribe Emilio Lledó- y aclara que es aquí donde el hombre ha sabido plasmar su presencia en el mundo de lo real así como con el lenguaje da forma y contenido al mundo de lo ideal. Nuestra presencia deja huella. Una huella que respira más despacio. Sigue su propio compás aunque explote la burbuja inmobiliaria arrastrando estándares, desahuciando funciones. En la antigua fábrica de material de construcción cerámico de Almar respira una huella. La infraestructura industrial otrora resplandeciente, ha quedado obsoleta.
La fábrica está ubicada en un punto estratégico para la reactivación territorial. Forma parte del sistema de comunicaciones al que conectan otros dos recorridos en el entorno del Vallès: el corredor biológico y la vía verde. Estas trazas hablan de la voluntad aglutinadora del enclave. La propuesta es el enlace entre los parques de Collserola y Sant Llorenç del Munt mediante una red ciclable que completa un recorrido forestal y agrícola. Resistencia y defensa ante la dispersión urbana mediante su propio tejido. En la marca indeleble de las acciones especulativas sobre el territorio el tiempo también habla de la necesidad de continuar. Aunque el pasado no deje de ser nuestro, ya no es como fue para otros, resulta inevitable una nueva mirada que altera la secuencia de acciones. Entre inyectar y reconvertir caben infinitivos infinitos. Si bien el primero habla de la ósmosis con lo que ya existía y de convivencia comprimida; el segundo nos ofrece al pasado como materia para retomar sus capacidades. Se observan las naves desde las distintas vías y se propone una infraestructura que pueda crecer según sea necesario mientras la acción se centra en una franja mínima pero clave para multiplicar sus efectos. La estructura prefabricada de hormigón de las naves originales se refuerza para la nueva rampa de acceso que desciende delimitando un espacio que se convertirá en el el atrio central del proyecto.
No podemos detener el tiempo pero podemos contener su pérdida encontrando el carácter de la materia. En Almar los cómplices son ahora la topografía, las naves, la cerámica. La topografía, ya transformada al ser también suministro, posee un valor industrial que la propuesta utiliza para situar un bike park. Las naves ya son materia, el uso para el que fueron concebidas desapareció y ellas son la huella que ha fosilizado hasta cualquier futuro posible. El tiempo como materia es conciliador, unifica, no nos deja olvidar pero nos permite seguir adelante. La cerámica es el pacto con él, fin y principio. El stock de material que quedara sin salida construye los nuevos volúmenes. El carácter cosmopolita de la propuesta en Almar reside en la capacidad de fluctuar entre lo novedoso y lo conocido, el vínculo apenas perceptible entre sus cualidades antes fragmentadas deja que la vida suceda. Para colonizar o edificar cabe elegir entre invasión o respeto. Edificar no es un verbo sucio. Vive refugiado en su acepción inviolable, en la que habla de infundir sentimientos de piedad y virtud. Así sucede siempre, la mano que alguien nos tiende es un gesto que incluso podríamos no haber visto pero cuando reparamos en él, nos habitará por más tiempo del que pudimos imaginar. Edificar es un verbo que lleva años buscando refugio, desciende sin prisa por la rampa de Almar o, ajeno al desastre, se mueve en bicicleta por la antigua cantera.
Texto: Paula Bozalongo
Build
To make or become stronger or more intense
"The path of temporality would barely leave more trace than aging flesh if it was not useful to nourish our relationship with space", - writes Emilio Lledó. He clarifies that it is here where man has managed to capture its presence in the real world, as well as language giving form and content to the ideal world. Our presence leaves its mark; a footprint that breathes more slowly. It follows its own beat even if the housing bubble burst, dragging standards and evicting functions, as in Almar, the old factory building of ceramic material. The once gleaming industrial infrastructure has become obsolete.
The factory is located at a strategic point for territorial recovery. It is part of a communications system connecting two existing routes in the Vallès: the biological corridor and greenway. Traces that already suggest the binding intention of the land. The proposal is the connection of the two natural parks of Collserola and Sant Llorenc del Munt by a cycling network that complements the existing forest and agricultural area. Resistance and defence against urban sprawl by its own fabric. Time suggests the need to continue over the indelible mark of speculative actions of the territory. Although the past will always be ours, it is no longer what it was. Inevitably, a new perspective arises that changes the sequence of actions. Among injecting and reconverting, there are an infinite amount of actions possible. While the first speaks about osmosis between the old and the new; the second offers us the past as material for kick-starting future possibilities. Warehouses are studied from various levels to propose an infrastructure that can grow as needed. Meanwhile, the action is concentrated on a narrow strip, allowing the effect to multiply. The prefabricated concrete structure of the original warehouses is reinforced for the new ramp that descends, defining a space that will become the central atrium of the project.
We can not control the effects of time but we can limit the decay by finding the true nature of the materials. In Almar, our accomplices are now topography, warehouses and clay. Soil, already transformed since it is also a clay source, had an industrial value that the proposal uses to place a bike park. The warehouses are considered a disposable material once the activity for which they were conceived disappears. They are the fossilized imprint for the future. Time as matter is forgiving and unifying. It does not let us forget but allows us to move forward. Clay is a pact with it, end and beginning. With the material stock left without output, we will build new volumes. The cosmopolitan nature of the proposal for Almar is the ability to fluctuate between new and known. A previously imperceptible link between their fragmented qualities that lets new life arise. Colonizing or building is to choose between invasion or respect. Build is not a dirty word. It lives sheltered in its inviolable definition, which speaks about strength and intensity. So happens always, someone holds out a hand in a gesture that is not appreciated in this moment of time, but it will last longer than we could imagine. Building is a verb that has spent years seeking refuge, and now descends slowly the ramp of Almar or, unaware of the disaster surrounding it, pedals over the old quarry.
Text: Paula Bozalongo