7 hermanos…
Uno al lado del otro….
Alineados, formales y con la cabeza bien alta…
Distintos pero iguales…

Decidimos continuar el camino, seguir con el trabajo esbozado, sin olvidar que somos…
Uno entre siete y no uno más seis

Como Walter Benjamín, sentimos que el pasado no está detrás, sino debajo, subyaciendo bajo nuestros pies, aflorando de vez en cuando.
Así, sin estridencias, con la justa irreverencia, decidimos continuar la labor previa.

Por ello, nuestro camino continua con esa rotundidad inicial bocetada en el plan y trasladando el nivel de dialogo entre piezas, también al propio edificio.

Apoyados en un programa tan exigente y firme en sus necesidades como lo es un edificio de laboratorios de investigación, decidimos aplicar la segregación Kahniana de espacios sirvientes y espacios servidos.

Segregación que se trasladara mas allá de la simple función programática, y se convertirá en esquema estructural del edificio, de modo que las zonas sirvientes “sustenten” a las servidas.

Así, y resolviendo los problemas de pendientes y circulaciones verticales, se establece un soporte central de servicios con los esquemas de comunicación, de previsión de instalaciones y de zonas de servicio más directo a las áreas de trabajo, de modo que, a ambos lados de este núcleo, se desarrollen las áreas de trabajo, tan proclives a cambios de tamaño, colonizaciones variables….
Las zonas de investigación cerradas por exigencia de programa, se adhieren a las fachadas, relegando las zonas de oficio a una zona intermedia diáfana.

Apoyados en este esquema estructural, decidimos levantar una de las zonas de investigación liberando espacio en planta baja, que aprovechamos tanto para introducir luz natural en plantas sótano, como para establecer en la cota publica un pequeño claro, una descompresión acentuada al aligerar la pequeña pieza del lado norte, donde introducimos una pequeña cafetería que enfatice ese lugar de reposo, logrando así una terraza con publica con vistas a la ciudad y al campus.