El forn s’Era es un obrador de pan y pastelería artesanal situado en la villa de Sineu.

Su manera de trabajar pretende devolver al oficio unos valores que se traducen en tres principios: usar solamente materias primas de gran calidad y procedencia local, reducir al mínimo necesario la producción ahorrando la mayor cantidad posible de materiales y energía y concentrar la atención al público en un horario que haga compatible la vida laboral con la familiar. El local es el escenario donde este modus operandi se produce.

La mayoría de la jornada se reciben encargos y se elaboran panes de larga fermentación que se entregan entre las 15:00 y las 19:00 h. Durante estas horas el obrador se abre al público y se transforma en escaparate. No existe un límite entre la tienda y el obrador, sino que ambos constituyen un único espacio ordenado en función de esta norma horaria.

Las masas se preparan en una mesa central. Alrededor de esta, diferentes utensilios, aparatos y grandes máquinas sirven al propósito de elaborar el pan. Entre la mesa y la puerta, un mueble mostrador cambia de posición adaptándose a la interacción con los clientes. A veces supone un límite del espacio público; otras, la gente lo rodea para poder observar las distintas elaboraciones que se muestran en él.

El interior se separa de la calle por un recibidor de cristal que en los días de mercado llega a formar parte del obrador borrando así el límite entre el interior y el exterior acercando el proceso de elaboración al público.

Una vez dentro de la sala, la atención se centra en las piezas de mostrador y mesa de trabajo, elementos que se sitúan en el centro del espacio y ponen en valor el pan y su elaboración, ejes del proyecto.

Por otro lado, los paramentos verticales, alicatados hasta los dos metros de altura con baldosas cerámicas esmaltadas, fabricadas en la isla, y resistentes al agua y al ácido acotan el espacio de trabajo también en el plano vertical. Estas piezas son coronadas por dos filas de baldosas sin esmaltar que las separan de la franja superior, de color blanco. El alicatado cerámico tiene distintas funciones: unifica el espacio, acota el volumen a la superficie en contacto con las personas y las máquinas y representa una imagen que da identidad al negocio.

Los acabados verticales y horizontales comparten su durabilidad frente al uso del obrador, a la vez que su facilidad para limpiarse. En su encuentro, una fila de baldosas en contacto con el suelo se coloca sobre un plano inclinado, formando un rodapié continuo con el pavimento y las paredes que rompe el ángulo recto y facilita la limpieza.

El espacio principal da acceso a dos pequeñas salas privadas: el aseo y el despacho. El primero se sitúa por encima de la cota general, el segundo a nivel. En relación con la posición de cada puerta, una más alta que la otra, las baldosas adoptan una solución diferente para ambos casos en sus dinteles y jambas.

El forn s’ERA es un proyecto que plantea un gran problema de la sociedad actual. La inmediatez. Tenemos la necesidad de tenerlo todo rápido y ya. Disponibilidad total sin tener en cuenta el precio que pagamos por ello o el que pagan los demás. Es por ello que creemos que la arquitectura debe estar al servicio de los cambios de la sociedad para poder mejorar y avanzar día a día.