Tejer, unir, tejer... Hay algo simbólico en estas acciones que se relacionan con la construcción y el mantenimiento de la vida. Dicen que la acción de tejer fue casi innata y que ayudó al hombre a ocupar un lugar, a construir un refugio entrelazando ramas, varas y otras fibras plegables que se encontraban en la naturaleza.

‘Cistella’ es la palabra que en valenciano significa “cesta”, un recipiente tejido principalmente con mimbre, carrizo o paja. Es un objeto muy habitual en la tradición valenciana ligada, sobre todo, a la vida rural.

 En esta colección de lámparas, las cestas cambian de material y de función, pero mantienen su proceso de producción. Para realizarlos, al igual que las cestas de mimbre, se entrelazan tiras de gres y se crea una malla con la que dar forma a las diferentes piezas. Así, la forma resultante no es una mera textura aplicada, sino el resultado del proceso de fabricación, visible tanto en el interior como en el exterior de las piezas. Pequeñas irregularidades en la textura le confieren singularidad y la hacen irrepetible. La luz atraviesa el trenzado creando un ambiente muy cálido y acogedor.

Cada lámpara ha sido realizada completamente a mano en mi estudio en gres blanco esmaltado.