El mueble, paramento y mecanismo articulador, extremidad del proyecto que consigue convertirse en un espectador más. Las escenas aparecen, representando ese espacio liminal que de manera tan sorprendente Hooper retrata en sus obras pero siempre vinculadas, una es consecuencia de la anterior, simbólicamente con la aparición de una serie de puertas que las conectan. A medida que la escena avanza, la ventana, símbolo de la luz, crece, adquiere mayor importancia y la puerta, se transforma en ella. La que antes era puerta, la que comunicaba las estancias, ahora es ventana, inicio y fin de ese conjunto de utensilios espaciales.

Se propone un mueble, el artefacto (objeto formado por un conjunto de piezas y fabricado para un fin determinado, en especial el que no constituye una máquina, aparato o dispositivo definidos), que genera una jerarquización de espacios o salas flexibles, donde su importancia no reside sólo aquí, sino en el valor de los distintos mecanismos, que este permite albergar. El mueble es esa espina dorsal, de la cual se expanden diferentes elementos, capaz de dividir, sectorizar o jerarquizar el espacio, manteniendo en todo momento esa continuidad visual en toda la sala que se vincula directamente con el exterior, potencializando la longitudinalidad del proyecto.

Una organización basada en la absorción de la irregularidad de aquellos recovecos que genera la propia banda de comunicación vertical, la cual lleva adosada parte de la línea estructural. El mueble se adapta, pretende buscar la fluidez del espacio, conectar ambas fachadas recuperando para ello una de las ventanas ocultas en esta banda, actuando como un organismo vivo. De él salen todos aquellos mecanismos necesarios para el funcionamiento completo de los espacios: puertas plegables, armarios, espacios de gran almacenamiento... incluso dos bancadas para el reposo.  

La solución de un paramento continuo, que adquiere cierta curva, buscando las alineaciones con las fachadas, permite la desmaterialización de las áreas delimitadas del espacio interior y da una visión total de la sala, teniendo siempre como fin de perspectiva la luz natural.

El objetivo principal del proyecto es la creación de un gran espacio polivalente adaptable y jerarquizable, utilizando la mínima intervención posible: un mueble, sea flexible, accesible para todas las personas y acorde a los futuros cambios sociales.

La flexibilidad no sólo es espacial, sino también funcional y a nivel de confort lumínico, acústico y material. Este concepto, definido como “la capacidad para adaptarse con facilidad a las diversas circunstancias o para acomodar las normas a las distintas situaciones o necesidades”, se consigue mediante un mueble, que aglutina muchos elementos de almacenaje, de compartimentación, ya sean rígidos, como las mamparas, o dúctiles, como las cortinas, espacios de apoyo como bancos, instalaciones... e incluso un escenario.  

La elección de los materiales se basa principalmente en alcanzar un gran confort interior, a nivel sensorial, espacial y funcional, que dé respuesta a cuestiones relacionadas con la salud y bienestar de los usuarios y también vinculadas con la acústica y la iluminación, optimizando de esta manera los recursos empleados. Se opta por un revestimiento continuo total del artefacto garantizando esa fluidez y ligereza característica de los elementos de mobiliario utilizando para ello la madera natural. Por otro lado, el mueble central, y la pared que lo enfrenta, busca independizarse de la sala, y para ello, se emplea un panelado con un revestimiento multicapa resuelto con resinas acrílicas con baja reflectividad lumínica, y de superficie extremadamente opaca, suave al tacto y antihuellas. El revestimiento de corcho natural en cerramientos laterales permite una mayor absorción acústica así como el contraste de texturas y un uso de materiales de origen natural. 

El sistema de jerarquización de espacios se logra mediante la utilización de mamparas opacas y translúcidas que se almacenan en el interior del mueble, así como mediante la utilización de cortinas que logran el control del oscurecimiento o también ajustando la absorción acústica del interior. 

Ante la existencia de un mismo espacio, subdivisible, y dado que cada uno de estos puede desarrollar actividades muy diversas, se plantea un sistema techo, que emplea una doble función. Por una lado, pretende unificar las diferentes salas difuminando los espacios, y por otro, resolver la diferencia de altura que existente, mediante la transparencia de los planos de techo. Para ello, se dispone siempre a un mismo nivel el falso techo continuo, del cual se descuelga un sistema de lamas de madera.