El proyecto se enfrenta a dos problemas importantes: un presupuesto muy ajustado y el elefante en la habitación, la obligación de construir un baño accesible para los clientes de la panadería que reducirá aún más el presupuesto para la renovación.
Con una economía de medios, el proyecto intenta transformar esas dificultades en oportunidades. El espacio ha sido despojado de todos los materiales superficiales y pinturas, mostrando materiales crudos como el hormigón de la estructura, los ladrillos y la piedra de las paredes.
La percepción del espacio cambia radicalmente, mostrando las diferentes transformaciones y cicatrices a lo largo de los años. El nuevo baño se presenta como un cubo en medio del espacio. Todo el mostrador se desarolla generando una circulación continua a través de la tienda alrededor de este nuevo artefacto que genera otra percepción del espacio.
En contraposición a la crudeza del espacio, el mostrador está hecho con materiales nobles como madera y una lámina de metal ondulado que realza aún más la oposición de los dos mundos, el espacio circundante y el Artefacto.
El sistema de iluminación de la tienda se resuelve con una luz roja circular que cuelga sobre el nuevo mostrador reforzando esta idea de circulación continua alrededor de un espacio que resplandece y reverbera.