El proyecto propone una reflexión en torno a los conceptos de rehabitación y preservación, en el que convertir al depósito elevado de aguas en memoria y archivo de un lugar y de un momento, en el Arca de Noé de las especies que habitan hoy el entorno de Matadero.
El depósito elevado de aguas es una obra singular dentro de Matadero Madrid. Una estructura de hormigón de 25 metros de altura y 14 de diámetro ubicada en el límite sur del nuevo espacio de creación contemporánea. El depósito, que en su origen estaba rodeado por pequeños pabellones con jardín destinados a los trabajadores del complejo, actualmente ocupa un descampado que ha servido en los últimos años como aparcamiento improvisado, espacio de acopio o soporte de obras artísticas. Ese entorno terroso en el que perviven algunas de las especies que habitaron los jardines se convertirá, en un futuro próximo, en la cubierta de un intercambiador de transporte subterráneo y pasará a ser una plaza dura que de acceso al recinto cultural.La necesidad de rehabilitar la estructura, muy dañada por los años de abandono, motivó la voluntad por parte del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid de valorar la posición estratégica del depósito en el eje del futuro acceso al recinto desde la plaza de Legazpi y adecuar la construcción para que se convirtiera en un agente comunicador del espacio de Matadero.El análisis del lugar y el hecho de pensar el depósito como lugar y no como objeto llevó a proponer un uso activo de la base del depósito. Los visitantes, que acceden a través de la pasarela de madera que conecta la plaza de Legazpi con la calle de Matadero, se encuentran en el interior de la estructura con un jardín heredado. Un lugar en el que se han recopilado las especies que quedaban dispersas en el entorno y que iban a desaparecer con la construcción del futuro intercambiador. El jardín combina trepadoras, arbustos y árboles: Prunus pisardi, Ficus carica, Rhus typhina, Parthenocissus tricuspidata, Lonicera caprifolium, Aloysia triphylla, Pergonium crispum, Cinerária, Cornus sanguínea, Garrya elliptica, Fragaria y Vitis vinífera. Especies que crecieron espontáneas o fueron plantadas por los trabajadores y que ahora son recuperadas para conformar un espacio de encuentro de escala íntima.El proyecto propone una reflexión en torno a los conceptos de rehabitación y preservación, en el que convertir al depósito elevado de aguas en memoria y archivo de un lugar y de un momento, en el Arca de Noé de las especies que habitan hoy el entorno de Matadero.