El proyecto responde a la necesidad de dotar el auditorio existente de cierta autonomía, con acceso directo desde el exterior, y a la vez la de ampliar su superficie y acondicionar sus instalaciones, sobretodo a nivel audiovisual. La intervención prevé dotar de la máxima versatilidad funcional el equipamiento, tanto por lo que respecta al espacio como a las instalaciones.
Compositivamente la actuación pretende ser clara en la concepción de los nuevos espacios sin recurrir a formalismos excesivos, ya que no debemos olvidar que se actúa sobre un proyecto de autor.
En el nuevo espacio de acceso se opta por una arquitectura muy masiva, muy construida, casi como si la escalera fuera el resultado de una excavación en el terreno que a la vez crea una nueva fachada interior i permite la entrada de luz natural al vestíbulo. Siguiendo una línea respetuosa con la arquitectura existente los acabados mantienen los criterios imperantes en el resto del edificio.
El auditorio, en cambio, adquiere una expresividad formal que busca el contraste con las preexistencias. Por exigencias funcionales los paramentos deben ser oscuros, con materiales blandos que funcionen como absorbentes acústicos. El acabado de lamas de madera del zócalo perimetral, que a la vez que deja pasar el sonido protege los paneles acústicos que quedan al alcance del público, se convierte en la imagen del nuevo auditorio.