El 54% de la superficie de España se dedica a la agricultura, que fue una de las principales vías económicas del país. En su desarrollo requirió la construcción de la red nacional de silos para almacenamiento y control del grano. Como actividad económica la agricultura ha perdido su valor, sin embargo, es el germen de nuestros paisajes que nos permitirá interpretarlos desde nuevos valores para perpetuar nuestro medio rural.
El proyecto es una “apuesta” por trazar vínculos entre agricultura y arquitectura, difuminando los límites entre las disciplinas para así producir una reactivación global del mundo rural. Para conseguirlo se lleva a cabo una metodología de trabajo a tres escalas:
- Regional: sistema de gestión que aborda el reciclaje de la tierra y de la población.
- Territorial: se introducen agriculturas de secano, mediante biotopos específicos de cada ambiente zonal; se recuperan los caminos como elementos socioculturales que propician relaciones usuario-paisaje; las ramblas se complementan con sistemas de control y acumulación de agua; cada pueblo se centrará en una actividad, siendo el silo la construcción representativa.
- Urbana-arquitectónica: se recupera en el interior del pueblo la traza perdida del camino que une iglesia, silo y cultivos, potenciándolo como eje productor. Se usan dos herramientas, una las topografías, manipulando el terreno para generar ondulaciones y texturas que van de lo natural del exterior hasta lo más artificial de la propia plaza del silo, otra herramienta las sombras, que colonizan el camino con diferentes densidades, texturas y colores que cambian de lo vegetal del exterior hasta lo urbano en la zona que circunda el silo.
Esta revitalización es una reacción ante la impasividad con la que vemos la decadencia del mundo rural, construyendo para él un nuevo futuro desde su propio paisaje y materiales, reinterpretando la agricultura desde los limites la disciplinares de la arquitectura, para conseguir un medio más sostenible.