Stavanger y el mar Una frase tradicional ha marcado la historia de Noruega y de Stavanger mirar más allá del horizonte. El mar ha sido el lugar donde proyectar los sueños, los viajes y la vida. Construyendo su civilización como fuente económica del desarrollo urbano, con la pesca, la industria conservera y la aparición del petróleo en los últimos años. eco-cultura Apostamos por la cultura y la pereza; la cultura entendida como aprender de lo que ya han aprendido otros; la pereza, como avanzar sobre lo que la cultura ya ha conformado. La conciencia climática se revela necesaria en estas latitudes. La estrategia adoptada proviene de ciertos patrones intuitivos no propios del conocimiento arquitectónico, en este caso, animales. Los pingüinos serán los protagonistas de esta breve historia. Sus estrategias nos permiten hablar con precisión de cómo agruparse en planta para minimizar las pérdidas y de cómo separarse en sección para evitar las sombras maximizando la exposición al Sol. Así aparece la “densidad intermedia”. indeterminación Stavanger, por su clima, carece de una intensa vida pública. Proponemos la generación de una red pública de lugares interiores equipados y no programados, abiertos a la inventiva y que se activan por la proximidad a las viviendas y otros programas en PB. urbanismo de sistemas Lervig es el resultado de la industria y de su condición portuaria. Entendemos su planificación no a partir de tramas ajenas a la particularidad como primera y última decisión, sino a partir de sistemas abiertos a la incertidumbre. Un sistema de ocupación, no un resultado final. 3 tipologías de latas ocupan el nuevo Lervig: a) latas cuadradas (sardinas) viviendas-usos mixtos a modo de colonias de pingüinos b) latas redondas (atún) equipamientos c) latas ovaladas (caballa) piezas verdes. Los huecos como espacio positivo que permiten la aparición de programas intermedios (estacionamientos, servicios públicos, basuras, paradas de autobús…)