Edificio familiar que data originalmente de los siglos XVII-XVIII y que había sufrido varias intervenciones posteriores.
El paso del tiempo y la falta de mantenimiento hacen que el inmueble, antes de la intervención, presente un estado de conservación que hace prever que si no se interviene, puede que se degrade en un corto período de tiempo.
El objeto de la intervención es que el edificio, una vez rehabilitado, pueda seguir siendo ocupado por la familia propietaria, con la voluntad de que esta ocupación -que perdura de hace generaciones-, no se vea interrumpida.
Se proyecta una rehabilitación integral en varias fases que comienza por la cubierta, continúa por las fachadas / terraza y finaliza en el interior, con la voluntad de renovar el inmueble respetando su antigüedad, conservando / recuperando los elementos que le dan carácter -y que se han conservado-, tales como las vigas que soportaban la cubierta, la barbacana, las aberturas y los balcones / barandillas de hierro forjado del siglo XIX.
La planta baja se rehabilita manteniendo los elementos característicos propios de lo que había sido: el taller de un herrero. En este sentido, se conserva en la fachada los elementos que se utilizaban para cambiar las herraduras a los caballos y también la piedra de la esquina, que tenía la función de que el carruajes se separaran el suficiente al transitar / girar.
La planta segunda y bajo cubierta, se unifican para crear un dúplex luminoso y acogedor, reordenando los espacios resultantes de la rehabilitación y potenciando la situación de las aberturas de las fachadas existentes.