La Escuela Infantil está en un barrio de nueva creación aún carente de edificios que le confieran identidad.

El cliente solicita un edificio singular con una atmósfera confortable, alegre y limpia, que facilite la actividad docente y propicie la convivencia.

El edificio tiene su entrada principal donde la acera es más amplia, para facilitar la espera y recogida de niños. Se organiza mediante dos ejes de circulación que marcan una clara separación de espacios. En el encuentro de estos ejes se sitúa el vestíbulo, que por su posición y tamaño permite una polivalencia de usos: zona de reuniones con padres, actuaciones infantiles, zona de recreo en caso de lluvia, y en el día a día como aparcamiento de cochecitos. Es un espacio singular, iluminado por dos patios que son a su vez aulas exteriores. Desde él se accede al comedor (también sala de usos múltiples) y a la zona de administración.

El aula de lactantes y las dos aulas de 1-2 años quedan en un ala y en la opuesta dos aulas de 2-3 años. Todas disponen de un patio y un porche donde organizar actividades al aire libre y permiten una ventilación cruzada de las aulas. De esta manera se consigue un ambiente alegre y saludable.

Las aulas de niños mayores tienen una puerta corredera que las interconectan, de manera que se puedan realizar actividades conjuntas o un único educador las pueda controlar ocasionalmente.

Los servicios generales y vestuarios quedan aislados del centro. No se cruzan recorridos “infantiles” con los de personal “no educador”.

Las instalaciones exteriores, climatización y placas solares, se sitúan ocultas en la crujía ocupada por los patios.

La apariencia exterior de edificio para niños se materializa con el empleo de un revestimiento con volúmenes, texturas y colores singulares, que evoca a los juegos infantiles con el empleo de colores y geometrías simples reconocibles por todos. Un gran rotulo en el exterior alude a su función pública y fomenta su carácter de hito en el barrio.