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Una sola acción puede explicar la casa: encerrarse respecto el entorno más cercano y fundar un lugar habitable íntimo y agradable para María José, una mujer con raíces andaluzas que desea disfrutar de su reciente jubilación en una nueva casa que la transporte a los espacios habitados de su infancia.

“No debió de ser muy diferente en Ur hace 5.000 años: los mismos ladrillos creados laboriosamente... los mismos espacios alrededor de un patio, los mismos muros, la misma transición de la luz a la oscuridad, el mismo frío después del calor, las mismas noches estrelladas, los mismos miedos, los mismos sueños...”. Aldo van Eyck.

La proliferación de urbanizaciones de baja densidad no para de aumentar, y con ello, la perpetuación de un modelo de ciudad genérico poco sostenible que consume demasiado suelo y recursos energéticos, y que construye una imagen urbana y un espacio público de escaso interés, monopolizado por la presencia de las vallas y los volúmenes variopintos de las distintas viviendas aisladas. En este caso, la urbanización de viviendas se dispone alrededor del Parque Arqueológico de la Villa Romana de Barenys, un edificio del siglo I a.C. destinado a la producción de cerámica para la construcción y la producción de ánforas para exportar el vino tarraconense. ¿Cómo afrontar entonces el proyecto de una vivienda en este contexto?

En continuidad con la cultura de los patios y el modo de habitar en los climas mediterráneos, recuperando la memoria latente de las villas romanas que articulaban el territorio agrícola del Ager Tarraconensis alrededor de la Salauris romana, ciudad conocida por su puerto estratégico, y con la intención de evocar las vivencias de infancia de Maria José entre las sombras vegetales, las albercas y los naranjos de los patios andaluces, se propone una casa patio, una casa introspectiva que acoja un oasis en su interior. Una vez más, los recuerdos y la memoria del lugar se activan para tratar de evadir una realidad inexorable.

La casa se articula a través de un único espacio fluido en planta baja que gravita alrededor de un atrio, la habitación central de la casa, y el proyecto se centra en la exploración atemporal del habitar entre interior y el exterior, entre lo oscuro y lo luminoso, entre lo incierto y la seguridad. La cerámica, material utilizado históricamente en la ciudad desde la época romana hasta la aparición de las primeras casas modernistas de veraneo a principios del siglo XX, es el material de construcción elegido.

En el perímetro, un muro macizo de ladrillo texturado y colocado en distintos aparejos protege la casa del exterior y procura aislamiento térmico e intimidad, generando un muro perimetral masivo solamente perforado en puntos muy concretos mediante celosías y ventanas.
Esta suerte de muralla protectora de cerámica que evoca los perímetros masivos de las medinas, envuelve un espacio central totalmente abierto y transparente matizado por porches, celosías pronto cubiertas por sombras vegetales y mallorquinas correderas que gradúan las condiciones lumínicas y de temperatura.

El ágora, que se abre hacia el sureste en busca de la luz, es el centro de la casa, el escenario donde convergen todas las estancias, el lugar colectivo, el espacio de relación, y la vez, es también un espacio intermedio de control climático que además de garantizar la ventilación cruzada, las circulaciones fluidas, las visuales profundas y la buena iluminación de todos los espacios, multiplica las dimensiones de la vivienda y permite incorporar el espacio exterior en el interior, evitando que los espacios no construidos de la parcela se entiendan como un residuo, sino en continuidad con los espacios interiores. Este fragmento de exterior en el corazón de la casa permite conectar la vida doméstica con el cielo y apreciar el paso del tiempo. 

La casa se estructura a partir del eje de acceso en la fachada noroeste,  que se materializa a través de la secuencia espacial formada por el porche de entrada, el recibidor, el porche exterior y el patio central. Este itinerario de acceso conduce directamente hacia el exterior, sin apenas poder adivinar donde empieza la vivienda. A partir de este episodio de acceso transparente, un primer cuerpo contiene los espacios colectivos y los espacios de servicio, y al otro lado del eje, un segundo cuerpo, que puede funcionar de forma autónoma, aloja el dormitorio principal.

Estos dos cuerpos envuelven y convergen en el patio, el refugio que Maria José había soñado para compartir momentos importantes con la familia y los amigos, el espacio deseado que evocaba su tierra y sus raíces y conectaba con la memoria del lugar.

  • Información
  • Autoría

    Clasificación / Tipología

    Edificación

    Ubicación

    Calle Ramon y Cajal, 1 Salou | Tarragona
    TARRAGONA | ESPAÑA

    Otra información

    Fecha Inicio: Octubre 2018
    Fecha Terminación: Febrero 2021
    Superficie construída: 455,87
    Coste/m2: 1480

    Agentes

    Arquitectos técnicos: Albert Vilà i Júlia Oriol

    Constructor: Esteve Ferré

    Fotografía: Adrià Goula

    Ingeniería: Enric Sanz

  • Premios y distinciones
  • Obra Seleccionada en la categoria de Proyectos de uso privado de la XII Biennal Alejandro de la Sota, Muestra de Arquitectura de Tarragona 2019-2021.

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