La casa y taller para la fábrica de sedas de Santiago Pérez está situada al noreste de la ciudad histórica de Sevilla, extramuros, en la avenida Miraflores esquina con calle Los Polancos. Se trata de un edificio de planta en forma de L, dos alturas -reformado recientemente con la incorporación de una tercera en azotea para uso de vivienda- y cubierta plana, que albergaba tanto la fábrica de sedas como la vivienda de su propietario.

De ladrillo visto al exterior, el edificio destaca por el cuidadoso dibujo de sus superficies -sin aditamentos ornamentales-, la coherente distribución de los usos y la sencilla decoración sobre azulejo que corona los huecos de planta baja del conjunto.

La vivienda del propietario y el taller de sedas se disponen separados. Mientras los espacios de la vivienda se abren hacia la avenida principal, las dependencias del taller se disponen hacia la calle Los Polancos, desplazando los espacios de almacén de mercancías para la actividad industrial al patio interior. Ambos accesos, vivienda y taller, se sitúan en la fachada principal.

La fachada a la avenida Miraflores está dividida en cinco módulos de dos alturas recercados con pilastras rectas sobre zócalo continuo, siguiendo un patrón de composición A-B-A-B-C-A. El módulo principal - el que se ha denominado C- se identifica, además de por contar con una mayor anchura, por la utilización de la serliana (combinación de arco de medio punto con huecos adintelados) en planta baja, balcón con dintel y dos huecos en planta alta, y la utilización de frontón liso y decoración circular en el pretil de azotea. Los demás módulos siguen el mismo patrón compositivo: mismas dimensiones, huecos rectos de proporciones verticales pareados en planta alta, y huecos, bien de acceso en módulos extremos y central, bien de ventana pareada a ambos lados del acceso central. El conjunto se corona en línea de azotea con machones y barandilla mixta de ladrillo y metal, y se decora con frisos cerámicos sobre huecos de planta baja.

En el alzado lateral se simplifica el esquema compositivo y se reitera cinco veces un módulo compuesto por tres huecos de ventana tanto en planta baja como en primera, resultando un ejercicio singular por lo ajeno a lo local. En la fecha en la que se ejecutó este edificio, esta fábrica con vivienda presenta una vinculación peculiar al regionalismo sevillano en el empleo de materiales como el ladrillo, la cerámica, o en las proporciones habituales de estos tipos de construcciones, entre medianeras y con huecos alargados. La fachada del edificio se encuentra en buen estado de conservación y mantiene en casi toda su integridad el diseño original.