Nuestras motivaciones para dedicarnos a esta profesión son variadas, aunque la más importante de ellas es la de tener la posibilidad de aportar nuestra visión a una escena como son las ciudades, nuestro hábitat, nuestro soporte vital. Consideramos esto como un privilegio a la vez que como una gran responsabilidad, que intentamos afrontar con frescura y valentía. Una fuerte influencia tanto vital como profesional es la velocidad vertiginosa con la que vivimos y los acontecimientos se suceden a nuestro alrededor, ya que esto nos hace permanecer en un constante estado de “alerta” y de atención a los avances tanto tecnológicos como sociales, culturales etc.
En cuanto a las partes en las que se podría “diseccionar” un proyecto, no consideramos que sea posible independizar el tratamiento de una fachada de la solución estructural o del sistema constructivo, sino que son partes que tienen que ser concebidas enlazadas unas con otras, de manera que el resultado final sea una pieza coherente, funcional y bella. Es innegable que el procedimiento constructivo es un eje importante en el proyecto, pero no el único configurador de nuestras propuestas. El rápido avance en tecnologías se refleja directamente en la evolución de los materiales y sistemas constructivos, campos en los que estamos en contínuo aprendizaje.
En nuestra vida profesional, “¿menos es más?”, no siempre es así pero en general es una máxima que tenemos bastante presente.