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  • Viviendas en el Bº de San Antón

    ALACANT
    / YIC STUDIO
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Nos gusta pensar en un espacio indeterminado abierto a la imaginación de su habitante. Estas cuatro viviendas se definen por la sucesión de espacios arquitectónicos con distintas cualidades ambientales y de forma.

Es el usuario el que define su uso al ponerle nombre.

 

Vivir en San Antón era vivir de camino a las huertas, extramuros. San Antón fue el segundo arrabal histórico de la ciudad. Era el que se situaba de camino a las huertas de la zona norte. Prueba de tal es que se desarrolla a partir de la salida natural de la ciudad histórica en esa dirección, la Calle Labradores. Un barrio que se desarrolló en las estribaciones de Poniente del Monte Benacantil de forma similar a como surgió previamente la zona de Santa Cruz en el Casco Histórico.

Así se mantuvo a lo largo de cuatro siglos hasta que el Ensanche de Juan Guardiola extendió la ciudad más allá de sus límites conocidos, comenzando un proceso de deterioro físico y social. Finalmente a mediados de los 90 la presión de la nueva ciudad amputó finalmente la zona alta del barrio con la aparición de una potente vía de comunicación. De esta forma se corta la conexión física histórica con el Casco Histórico, y se reintroduce de nuevo al barrio en el nuevo mercado inmobiliario de la ciudad.

Se trata de un barrio degradado a lo largo de los años, pero que ha logrado conservar, gracias a su relativo aislamiento físico respecto a la nueva trama y a su perfil escarpado, una forma de vivir, una relación especial con la calle, el único “barrio” real, que funciona como tal, que queda en el centro de la ciudad junto con el Casco Histórico y en parte el Raval Roig.

Construir dentro de estas pequeñas parcelas significaba por tanto asumir de pleno toda esta historia y esta manera de vivir.

Por un lado la realidad actual del barrio impone una presión inmobiliaria cierta. La posibilidad de construir ahora una vivienda unifamiliar resulta inviable economicamente, pero además poco interesante desde el punto de vista proyectual por no implicar un reto que responda a la situación actual. Sin embargo proyectar un edificio de “pisos” convencional, con viviendas apiladas como en cualquier otro punto de la ciudad, sería dar la espalda a toda esta historia de la que hemos hablado.

Frente a esto proponemos un proyecto de 2 casas que construyen un único edificio a partir de 3 condiciones:

  1. La vivienda. Aquello que habla sobre cómo se vive y en qué espacio se vive. Se cualifican los espacios interiores de la vivienda pensando en un uso y en un personaje que los habita.
  2. La casa. Aquello que habla sobre cómo se coloca cada una de las viviendas. Surge a partir de cómo cada vivienda establece una relación diferente con lo que tiene alrededor.
  3. La comunidad. Aquello que habla sobre la relación entre los habitantes y dónde se produce. Se crea un lugar de transición entre la calle –lo público- y la vivienda –lo privado-

Galería realización

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