“Ya tenemos “Parque Intergeneracional”. Adelante amantes de la diversión, aquí en la Gran Vía y durante La noche en blanco ofrecemos ocio nocturno y espectacular totalmente gratuito. Háganos una oferta para la mejor selección de nuestras atracciones, son las rebajas del divertimento. ¡Vamos que tenemos, Toboganes Kamikaze, una grúa columpio, Rótulos Luminosos alzados por retroexcavadoras, la Farola más alta del mundo, Toboganes de Competi, Huertas urbanas, Cestolumpios, customizados Contenedores para el descanso más placentero, Subibajas de 13 metros, Los Arcos (columpios infinitos) y hasta una Nueva pradera de San Isidro! Y todo podrán llevárselo a sus casa, sí, sí, han oído bien, podrán llevárselo a sus casas, plazas o colegios. Si encuentran algo así de alucinante en alguna otra parte ¡disfrútenlo!”
Pensamos en LNEB como una probeta gigante donde testar un urbanismo diferente. El peatón es el nuevo protagonista de la ciudad, y en ella se permiten situaciones a una escala poco habitual. Nuestra propuesta quiere rescatar y potenciar los valores que más nos interesan de LNEB, pero a la vez, intentar omitir aquellos que resultan gratuitos o despilfarradores, evolucionándolos con un valor añadido que pueda transformarlos. Nuestro proyecto nace principalmente con la ambición de responder a necesidades no cubiertas por el Ayuntamiento, sirviéndonos de los fondos de LNEB, que de esta manera permitan generar actividades colectivas durante esa noche, y que posteriormente puedan destinarse a los espacios donde realmente se necesitan. La segunda vida de las cosas es la pieza fundamental en nuestro proyecto.Nos apetece intervenir en la ciudad, intentando transformar las acciones contemplativas de la espectacularidad que se repiten noche en blanco tras noche en blanco, por actuaciones participativas en las que lo espectacular será la gente actuando, participando y transformando los espacios que les ofrezcamos.Acometemos estas premisas a través de una situación que permite el papel activo de los ciudadanos en el espacio público, intentando sustituir las acciones contemplativas de la espectacularidad que se repiten noche en blanco tras noche en blanco, por actuaciones participativas como “el juego”. Pero queremos transformarlo para hacerlo más democrático, más tentador, más divertido y menos dirigido.
Nuestra apuesta es la creación de un gran parque lúdico intergeneracional, donde cualquier peatón, pueda participar. Buscamos rediseñar la ciudad para el “hommo ludens” contemporáneo. Un nuevo espacio público en la Gran vía madrileña, para que La noche en blanco se viva desde la participación activa, y desde el divertimento, abriéndose a lo imprevisible.
Para la materialización de los elementos nos nutrimos de elementos reciclados y materiales típicos de la construcción. Por un lado conseguimos abaratar el precio y aumentar la densidad de propuestas y por otro porque buscamos la estética de lo inacabado, susceptible de ser transformado por cada usuario que participe esa noche.
En el fondo lo que pretendemos es una cosa muy sencilla, queremos que las fotos que resuman lo que ha pasado en LNEB de 2010 no se hagan a las instalaciones impresionantes o a los grandes montajes, sino a las personas que la viven y la participan, y posteriormente a los lugares que se nutran con lo que ha quedado de “ella” a partir de la mañana siguiente.
Las otras vidas son las realmente interesantes, las que hace el proyecto posible y sostenible. Son el punto de partida real de todo el proyecto y a la vez son el destino de cada una de las partes de él. Las otras vidas es conseguir que todos y cada uno de los elementos que se diseñen y construyan para la NEB en el Parque Intergeneracional, puedan utilizarse posteriormente en espacios que los necesitan. Para ello enfocamos una parte importante de los esfuerzos del proyecto en encontrar a la gente que los puede necesitar o los espacios donde pueden ser útiles.
Por eso las semanas antes del evento y las posteriores a él, abrimos el periodo de peticiones a través de distintos medios, para que cualquier individuo, colectivo, asociación de vecinos o ayuntamiento, pudieran solicitar algunos de estos objetos, y poder negociar las condiciones de la cesión o regalo. El proyecto se convierte en transmediático, se construye una realidad física, y al mismo tiempo se construye una realidad digital que ayuda y permite su gestión posterior. De esta manera la NEB de 2010 sigue funcionando mucho más que una sola noche. Varios de los elementos comenzaron su segunda vida el mismo día que se celebró LNEB. Otros se fueron distribuyendo entre los que lo solicitaron y hoy están ya siendo disfrutados por otra gente en otros contextos. El ejemplo gráfico que traemos aquí, es el Parque Lúdico en el poblado de gitanos rumanos “El Gallinero”, próximo a la Cañada Real Galiana. Un poblado de gran calado mediático pero con poca preocupación de la administración por satisfacer infraestructuras y dotaciones básicas. LNEB, permitió que acompañáramos algunas de las piezas construidas, y pudieran ser montadas en esta otra zona de Madrid. De pronto, “El Gallinero” tenía columpios, balancines y toboganes, que exigen seguir siendo acompañados para poder ser reparados o modificados según el uso ciudadano que se les de. En el siglo XXI, el arquitecto y todo lo que le rodea, acompaña a la obra.
Esto puede ser, uno de los temas principales de la Arquitectura y el Urbanismo en los próximos años, comprender el valor de la disciplina crítica, que no inaugura, sino que acompaña, recomienda, coordina y evoluciona los prototipos que se construyen. Una visión del arquitecto próximo legitima los modelos de arquitecturas y urbanismos que aprenden de los usos y las condiciones, que fabrica probetas y canales de comunicación para registrar lo que pueda suceder, y que esto sirva para el futuro de esas piezas y de próximas piezas. LNEB de esta manera deja de ser arquitectura efímera, y se convierte en un urbanismo crítico de muchas vidas. Los materiales que la hicieron posible, tuvieron una primera vida como báculo de semáforo y farola o como tubo de drenaje en las calles de Madrid, tuvieron una segunda vida durante LNEB, como columpio, tobogán, rótulo luminoso o balancín. Hoy, muchos de ellos disfrutan de una tercera vida por ejemplo, en el Parque infantil en el Gallinero, cerca de la Cañada Real Galiana. Hay muchas más vidas, pero todas están en esta.