Una odisea a través de la vida y el legado de Laszlo Moholy-Nagy, el artista y educador innovador cuyo enfoque pionero para integrar la tecnología en el diseño sigue influyendo e inspirando.

En la década de 1920, el artista en ascenso László Moholy-Nagy enseñó en la revolucionaria escuela Bauhaus en Weimar, Alemania, junto a luminarias como Paul Klee, Josef Albers, Anni Albers, Gunta Stolzl, Wassily Kandinsky y Marcel Breuer. Un advenedizo dentro de este estimado grupo, Moholy se estableció como un visionario, y el enfoque que desarrolló mientras enseñaba se convirtió en el espíritu de su trabajo: capacitar a los artistas para vivir "vidas más felices en la modernidad".

Obligado al exilio por los nazis, Moholy se mudó a Chicago con sus dos hijas y su segunda esposa, Sibyl Moholy-Nagy, donde se sintió inspirado por el sentido de reinvención en la ciudad. Inicialmente en la New Bauhaus y finalmente a través del Institute of Design, Moholy desafió a los estudiantes a crear un diseño sistémico centrado en el ser humano. Motivado por el desafío de crear dentro de las limitaciones de la Gran Depresión y luego de la Segunda Guerra Mundial, la adopción de Moholy de la versatilidad artística y la posibilidad tecnológica continúa resonando en el mundo del arte de hoy.

Objetos que ahora son omnipresentes en nuestra cultura, como la pastilla de jabón Dove, el Honey Bear y la portada del primer número de la revista Playboy fueron diseñados por estudiantes y ex alumnos de The New Bauhaus. Los graduados del Institute of Design se convirtieron en reconocidos fotógrafos de bellas artes y pioneros del diseño digital en los primeros días de Internet.

La propia producción de Moholy como artista siguió siendo "implacablemente experimental", con un trabajo pionero creado en una variedad de medios que incluyen pintura, fotografía, tipografía, collage, escultura y cine. Sus lecciones centrales como maestro se reflejaron en su propio trabajo: el pensamiento detrás de la creación era tan importante como el trabajo en sí.

Desafortunadamente, su producción creativa se vio truncada por su prematura muerte a los 51 años por leucemia, pero su legado perdura en sus estudiantes que ahora enseñan su enfoque ellos mismos, proporcionando inspiración a cualquiera que use el arte para darle sentido al mundo.

Como dijo el ex decano del Institute of Design Patrick Whitney sobre las enseñanzas de Moholy, “la actitud y el enfoque del trabajo eran más importantes que lo que realmente producías; tenías que producir algo que fuera de valor para el mundo, pero para el desarrollo personal no era que eras un creador de este objeto, es que eras un creador de ti mismo y vivías de manera diferente a través de tu trabajo”. [The New Bauhaus]