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Mercado de abastos

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<mods xmlns:doc="http://www.lyncode.com/xoai" xmlns:xsi="http://www.w3.org/2001/XMLSchema-instance" xmlns="http://www.openarchives.org/OAI/2.0/"> <titleInfo> <title>Mercado de abastos</title> </titleInfo> <name type="personal"> <namePart>Torroja Miret, Eduardo</namePart> <role> <roleTerm authority="marcrelator" type="text">Author</roleTerm> </role> </name> <name type="personal"> <namePart>Sánchez Arcas</namePart> <role> <roleTerm authority="marcrelator" type="text">Author</roleTerm> </role> </name> <abstract displayLabel="Abstract">Cronologías (inicial;final): 1933;1936 El mercado de abastos de Algeciras constituye una muestra destacada de la arquitectura moderna en España, fruto de la experimentación en el empleo del hormigón armado, y coetáneo de obras destacadas del mismo autor, como el Frontón de la calle Recoletos y el Hipódromo de la Zarzuela en Madrid. Como tantas veces ha ocurrido en la reciente historia de la arquitectura, la figura del ingeniero supone el impulso de la seguridad en las nuevas técnicas y la paralela adopción de un lenguaje formal vinculado a éstas. Haciendo referencia a los llamados "mandamientos estéticos de la obra de Eduardo Torroja", según los formulaba el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, se concretan en este caso en la evidencia de la "verdad resistente", y de la "simplicidad formal". El edificio se sitúa en el centro histórico de la ciudad, en la zona conocida como la Villa Nueva. Sobre la planta cuadrada de la plaza se planteó un proyecto en forma de octógono regular de 18,20 metros de lado, inscrito en las cuatro calles que delimitan el contorno. Su implantación centrada se ha convertido en una imagen referencial de la identidad de la ciudad. Torroja reinterpreta en Algeciras la centralidad clásica con acierto mediante la utilización sin prejuicios de las nuevas técnicas, para construir una cúpula a partir de una membrana de hormigón armado de un espesor mínimo de ocho centímetros, que aumenta hasta los cincuenta centímetros en los apoyos. Esta cúpula cubre un espacio rotundamente centralizado y único, salvando una luz máxima entre soportes de 47,80 metros mediante un casquete esférico con un radio de curvatura de 44,10 metros. En la clave de la cúpula se abre un lucernario de planta octogonal y diez metros de diámetro medidos a sus vértices, formado por piezas de vidrio entre nervaduras de hormigón, que ilumina el interior del edificio junto a los hastiales entre apoyos. Estos hastiales surgen en la resolución del borde de la cúpula mediante bóvedas cilíndricas radiales que desde los apoyos se proyectan hacia el exterior en voladizo. Se consigue así una estructura limpia y diáfana que descansa exclusivamente en ocho puntos situados en su perímetro y que basa su estabilidad en la existencia de una potente viga de arriostramiento que conecta la parte superior de los soportes. Esta viga, a modo de tirante, se encuentra unida a las bóvedas cilíndricas por una serie de barras de acero dispuestas radialmente, y que sirven para rigidizarlas. El encuentro de los soportes con los apoyos de la cúpula y la viga de arriostramiento, enormemente complejo a nivel constructivo, resuelve además la evacuación de aguas de la cubierta hacia el interior del pilar. La complejidad de este punto se formaliza en un capitel de clara influencia art decó, que constituye junto al diseño del cerramiento de los hastiales una de las pocas concesiones estéticas del proyecto. La organización interior del mercado resulta de una enorme sencillez, en concordancia con la pragmática resolución estructural del proyecto y pese a lo que la magnitud de la estructura propuesta permita suponer. Cuatro calles radiales parten desde las cuatro puertas del edificio, opuestas dos a dos, hacia una plaza central, donde se sitúa el puesto de venta de flores. Dos calles concéntricas interiores terminan de organizar los recorridos, que comunican un total de 36 puestos periféricos y 64 puestos interiores. En los orígenes del proyecto, únicamente los 36 puestos periféricos se pensaron como permanentes, e incluso de éstos, sólo se pensó construir la mitad en una primera fase. Consistían en un recinto limitado por una malla metálica, con el muro perimetral contra el que se colocaban revestido de azulejos y un mostrador de piedra artificial. EI resto de los puestos interiores eran móviles, previéndose que se montasen y desmontasen cada día. Por otra parte, no se proyectó cerramiento alguno, ya que se consideraba que, una vez finalizada la jornada, los comerciantes abrían de recoger toda la mercancía y no se dejaba ningún material en el interior, quedando el recinto totalmente vacío, lo que, por otra parte, facilitaba su limpieza. EI Mercado consistía, por tanto, en una cubierta con la que proteger la instalación de un mercado temporal, y su interior era una sala totalmente diáfana, sin construcciones que interrumpiesen la percepción del espacio, en la que se situaban, a cubierto, unos sencillos puestos. En la actualidad, el programa previsto en el proyecto original sigue en vigor, aunque la distribución interior de los puestos del Mercado, permanentes y de grandes dimensiones, impiden la visión del espacio encerrado por la cúpula, modificando notablemente el aspecto inicial de la obra. Además, los numerosos añadidos realizados de manera desordenada, sin ningún cuidado en su ejecución, empobrecen la percepción del edificio. Estas alteraciones también se dejan sentir en el entorno: en su origen mantenía la escala de las casas que lo rodeaban, mientras que en la actualidad, todas esas edificaciones han sido sustituidas por edificios en altura que comprimen al mercado y a la plaza en la que se ubica. El edificio concentra toda la actividad de la zona, y diariamente se montan multitud de puestos ambulantes a su alrededor siendo continuo el trasiego de personas que van a realizar sus compras. Es centro también de fiestas anuales, como los Tosantos el 1 de noviembre.   El edificio sustituyó al primitivo mercado de abastos de la ciudad, inaugurado en 1821 en la misma plaza de Nuestra Señora de la Palma. El anteproyecto presentado por el ingeniero Eduardo Torroja fue aprobado en diciembre de 1933 por el Ayuntamiento de la localidad presidido por Ricardo Casero. En los meses siguientes se modificó ligeramente la estructura, y en junio de 1934 los planos definitivos estaban preparados. La construcción del edificio finalizó en 1935. Unos años antes se habían publicado en España los proyectos recién terminados de los mercados de Leipzig y Basilea (1929), ambos cubiertos con cúpulas nervadas de 65 y 60 metros de luz respectivamente, que mostraban las posibilidades de una planta central cubierta con una cúpula para realizar un mercado. El edificio se mantiene en servicio sin interrupciones desde su construcción, y constituye una de las señas de identidad de la localidad. Ante un preocupante estado de deterioro, el edificio fue sometido a una rehabilitación estructural integral entre los años 2006 y 2008, que fue promovida por la Gerencia de Urbanismo del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras y dirigida por el ingeniero José Antonio Torroja Cavanillas. En las obras se realizó un nuevo tirante, superpuesto al anterior, y se repararon los desperfectos que afectaban, sobre todo, a las viseras perimetrales.</abstract> <subject> <topic>Mercados</topic> </subject> <location> <physicalLocation> <physicalAddress>Pza. de Nuestra Señora de la Palma ALGECIRAS | Algeciras, CÁDIZ | ESPAÑA</physicalAddress> </physicalLocation> </location> <location> <url>https://fundacion.arquia.com/es-es/red-fq/registro-sudoe/p/Realizaciones/Ficha/5181</url> </location> </mods>