En un contexto de urbanización sin precedentes, la arquitectura contemporánea demanda plantas compactas que limiten el impacto de la ciudad en el entorno. Esto ha generado una profusión de edificios en altura que no son ajenos al uso residencial. Dado el riesgo de abandono de la escala humana en esta vivienda de alta densidad, donde la monótona repetición de apartamentos apilados unos sobre otros sin un criterio vertebrador suele estar acompañada de técnicas industrializadas como muros cortina y pieles monolíticas homogéneas, este concurso explora la fachada como elemento clave de la innovación, que encarna el nuevo rostro de un urbanismo antropocéntrico e integrador, sostenible desde el punto de vista medioambiental, social y económico.
La fachada de un edificio es un elemento arquitectónico fundamental que establece una transición entre el interior y el exterior, entre la privacidad del individuo y el espacio colectivo de la ciudad, entre unas condiciones ambientales manipulables y un clima cambiante a lo largo de las estaciones cuya incidencia puede controlarse mediante vuelos o dispositivos de protección solar. Pero la «piel» del edificio también podría ser un volumen de mayor espesor, un espacio habitable de transición al estilo de los balcones y galerías de antaño, pero actualizado. Su materialidad podría incorporar nuevos aspectos, como la creciente preocupación por el efecto de los edificios en el medio ambiente, la generación de residuos o los materiales de bajo consumo energético. También podría ser un elemento vivo capaz de evolucionar a lo largo del tiempo conforme lo exija la transformación de la ciudad. Y no debería olvidar la porosidad necesaria para que ese organismo que alberga pueda intercambiar aire con el exterior. Las fachadas del futuro deberían aprovechar su potencial para captar energía solar o agua de lluvia, para facilitar el contacto con la naturaleza mediante huertos urbanos. La repetición de unidades residenciales en los edificios en altura, que podría dar lugar a la monotonía y la dilución de la identidad del individuo en la colectividad, nos plantea un nuevo desafío al que debemos hacer frente con herramientas que anticipen el futuro de la fachada residencial, como pueden ser la expresión artística e intelectual basada en sus condiciones formales o la interiorización de los aspectos relativos a la percepción y escala humanas. Este futuro, que puede verse reflejado en el rostro del hábitat construido, sintoniza con los valores sociales emergentes: la preocupación por los problemas sociales, la escala humana y la expresión individual en relación con la identidad, la imagen del individuo y el lugar que ocupa en la sociedad o las decisiones materiales y tecnológicas que sustentan las definiciones espaciales de los vacíos en la arquitectura.
Mediante un equilibrio entre los complejos condicionantes expuestos que derive en una solución sintética que englobe todos estos aspectos, se pide una propuesta innovadora de fachada para esta tipología de vivienda colectiva en altura. Se concibe la fachada como el límite entre lo construido y lo no construido, como un destello de la imagen de la ciudad futura. La propuesta detallará un área de cuatro alturas y cuatro habitaciones por altura, extraída de un esquema más amplio ideado por el participante. Las consideraciones sobre el tamaño y la altura de los espacios interiores, así como las condiciones climáticas, quedarán a elección de los participantes, aunque deberán reflejarse en la propuesta.
Entrega:
• Título y texto de 100 palabras
• Alzado y fotografías de la maqueta física a escala 1:200 de una fachada de edificio residencial en altura de 12 a 18 plantas en un emplazamiento urbano
• Plantas, sección, alzado y maqueta física a escala 1:50 de una zona más detallada, con una altura de 4 plantas y una anchura de 4 habitaciones
• Listado de materiales y sistemas constructivos que refleje las soluciones e infraestructuras adoptadas
• 1 vista del ambiente interior, 1 vista que muestre el aspecto exterior
Anupama Kundoo, Berlín, 10 de junio de 2019