“El arte (y con él la arquitectura) tiene que haber empezado como naturaleza misma, como una relación entre el ser humano y la naturaleza, de la que no podemos separarnos”. Lucy R. Lippard. Un aspecto primordial para diseñar un proyecto es su enclave en el territorio. La estrecha relación de éste con la pieza arquitectónica que vamos a incluir en él. A la hora de proyectar los dos pabellones de fin de semana junto al lago, buscaba el equilibrio entre la naturaleza y la vida de sus moradores. De esta manera, se generan dos piezas distintas formalmente pero con un objetivo común: abrir su mirada al lago. Como si de dos miradores de aves se tratase, los refugios se posicionan en el lugar para potenciar los valores del paisaje en el que nos encontramos, tomando conciencia de él, adaptándose a su perfil, respetando el entorno y volcándose al elemento de referencia del lugar, el lago. El material elegido para estos elementos ha sido la madera. Se integra en el terreno al igual que los árboles que conforman el perfil de éste, llegando a parecer uno de ellos. Las cubiertas se pliegan sobre sí mismas para generar vistas amplias hacia el lago, e integrarse en el paraje natural como si fueran la copa de los árboles anteriormente citados. El cerramiento de los dormitorios de ambos pabellones se abre a modo de grieta permitiendo contemplar el exterior mientras el ocupante descansa. Del mismo modo, el salón (centro de toda la actividad) está en contacto directo con el entorno natural mediante una gran cristalera que permite en todo momento una conexión visual con el lago.