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  • Adrián González del Campo

    Concurso 2016
  • Adrián González del Campo

    Concurso 2016
  • Adrián González del Campo

    Concurso 2016

Me adentré en la capilla, sus muros grises eran de bloque y descubrían una curva. Su entrada era retorcida, se accedía desde un sendero oscuro, confuso, que hacía que adentrarse se convirtiese en una sensación extraña, una magia de recuerdo imaginado. La luz entraba y bañaba los muros por unas rendijas que continuas, los dividían del techo, que pesado caía en forma de cuenco irregular hacia el centro. Juro que se movía levemente, oscilaba sin llegar a tocar los muros en ningún momento. Intenté mirar por las rendijas, pero no se veía bien, solo luz, los muros y el techo parecían continuar, y se escuchaba el viento. (...) Atravesé el recinto repasando sus muros y en ellos descubrí un pequeño grabado, quizás inventado o imaginado por un niño, que me hacía comprender la pesadez de toda aquella construcción. Aquel grabado, a modo de los graffitis fotografiados por Brassaï, revelaba la verdad de la capilla. Yo nunca había creído en nada, pero saber que aquella gran roca suspendida, como la gran piedra movediza de Tandil, levitaba sobre mi conciencia, me hacía dudar de mi propia existencia. El grabado era una sección de aquel lugar, quizá fuese real, o quizás un invento, pero ahora entendía la oscilación, la pesadez, la tensión del ambiente; aquella sección describía el mecanismo que hacía que aquella enorme roca estuviese suspendida sobre mi cabeza.

Adrián González del Campo

Arquitecto
E.T.S. A - A Coruña - UDC
CORUÑA | ESPAÑA