Imagina un espacio dentro de otro espacio,
de un solar ya olvidado, abandonado, convertido en parking.
El solar son coches, arena, polvo, casas que le dan la espalda,
la fachada incompleta de un palacio y un edificio memoria:
la Malatestiana, la primera biblioteca pública de Europa.
La materia, la cerámica,
se asienta en la tierra, masiva, pesada;
y domina, imponente, la ciudad de Cesena.
Imagina un lugar de calma;
para pensar, para estudiar, para leer.
A través del encuentro entre la persona y el libro,
amparados por el árbol, nace este lugar.
Un sistema arquitectónico que transforma el espacio
partiendo de la escala de lo humano, del hombre leyendo,
para después buscar el encuentro con la ciudad, la luz, el silencio.
La estructura se fragmenta, aérea, esbelta,
como dispuesta a alzar el vuelo;
pero no se eleva, se queda; quieta, firme, sujeta;
gracias a sus elementos, a su ritmo:
la relación entre un cuerpo y un libro.
La materia, el acero,
se enlaza a la tierra mediante hilos apenas perceptibles,
se diluye en los reflejos del vidrio,
pierde una de sus dimensiones
y teje junto a la luz exterior, el espacio.
Imagina este espacio,
el viento hace a los árboles bailar en el exterior,
en la distancia se pierde la ciudad,
los pilares se convierten en finos rayos de luz
y te dispones a soñar.