Son las crisis las que moldean a las ciudades. Desde la Peste de Atenas en 430 a. C., que provocó profundos cambios en las leyes e identidad de la ciudad, y la Peste Negra en la Edad Media, que transformó el equilibrio del poder de clase en las sociedades europeas, hasta la reciente ola de epidemias de ébola en África subsahariana que iluminó la creciente interconexión de las ciudades hiperglobalizadas de hoy. El año 2020 es la siguiente efeméride. La pandemia de coronavirus ha alterado desde nuestros hábitos domésticos hasta la escala urbana. La emergencia sanitaria ha dejado entrever la ineficacia del actual modelo de ciudad incapaz de solventar otra emergencia latente desde hace décadas: la sostenible.
Ahora Nueva York se enfrenta a una crisis existencial provocada por el COVID-19, pues la mejor manera de frenar la propagación del virus: el distanciamiento social, va en contra de la planificación urbana de la ciudad. Este escenario, está proliferando arquitecturas de emergencia y alterando significativamente la gestión del agua, los residuos, el consumo de energía y las emisiones; y por lo tanto el metabolismo urbano de la ciudad. ¿Positiva o negativamente? La verdadera pregunta no es si el virus es "bueno" o "malo" para el metabolismo, sino si podemos crear una economía funcional que apoye a las personas sin amenazar la vida en la Tierra.
La presente investigación tiene como objeto analizar la reacción del metabolismo urbano en Nueva York ante las diferentes medidas que se están instaurando en la ciudad para responder a la pandemia COVID-19 (confinamiento, suspensión de la actividad, restricción de viajes…) y frente a la arquitectura emergente que está surgiendo colateralmente. Se pretende detectar las relaciones entre la variación del metabolismo urbano frente a estos escenarios de emergencia para avanzar hacia un modelo urbano que alivie la tensión entre la densificación, el impulso hacia ciudades más concentradas, lo que se considera esencial para mejorar la sostenibilidad ambiental; y la desagregación, la separación de las poblaciones, que es una de las herramientas clave que se utilizan actualmente para detener la transmisión de infecciones.
¿Es una pandemia la cura para NYC?