La última intervención realizada en el edificio de las Escuelas Pías para que se convirtiera en el nuevo Colegio de Arquitectos de Madrid muestra una especial atención a la larga historia del edificio, que ha pasado por numerosas transformaciones a lo largo de los siglos. Este entendimiento del edificio original y de la idea del proyecto de transformación suponen un punto de partida para la propuesta “Basia” en escenas domésticas. Por ello desde el principio se establece como premisa de la intervención el respeto al edificio existente y la consonancia entre ambas intervenciones. Esto supone enfatizar la relación con el jardín central, la armonización con los materiales del edificio y no intervenir de una manera invasiva que pueda chocar con los espacios flexibles y abiertos existentes.

 Desde el primer momento del proyecto, se presta atención a que la parte inferior de cada forjado es un lugar de oportunidad para intervenir. Dado que todas las instalaciones se encuentran en el falso suelo, y que la estructura de todo el edificio está a la vista parece interesante “colgarse” del edificio. De esta manera la intervención entra en contacto con el edificio de una manera honesta y directa, siguiendo con la idea de los espacios en planta baja (bandeja 1 y 2) que parecen estar flotando.

La flexibilidad de los espacios abiertos, que a menudo son definidos tan sólo por el mobiliario, se convierte también en una intención del proyecto. La utilización de elementos de mobiliario o separaciones se repite a lo largo del edifico haciendo que los espacios se puedan transformar para usos especiales como exposiciones, caterings… o reorganizar con el paso del tiempo, como puede pasar en la zona de oficinas. La propuesta mantiene esta idea de flexibilidad pero comprendiendo que, aunque los usos pueden cambiar en momentos puntuales, es más interesante la convivencia de varios programas. Por ejemplo, las exposiciones enriquecen el espacio del Lounge, permitiendo disfrutar a la vez de un café y una exposición. En vez de haber una sustitución de un programa por otro, cada programa toma un porcentaje del espacio según necesite. Por ello la utilización de elementos ligeros y de mobiliario como definidores únicos del espacio se convierten en fundamentales. Para definir distintos tipos de espacios según el grado de privacidad y el uso, es necesario un elemento ligero que vaya a ser colgado del forjado y que permita una libertad en la circulación de los usuarios, persiguiendo la idea del espacio original. Es así como surge la idea de emplear el elemento más primitivo de la arquitectura, según Gottfried Semper: la cortina.

Para Semper, el elemento más original creador de arquitectura son las cortinas, ligeras y decoradas, empleadas en las tiendas de los hombres nómadas primitivos. Estas cortinas, o telas colgadas, sirven tanto para organizar el espacio interior como para protegerse del espacio exterior. A su vez, mediante la decoración artesanal, que según Semper debe variar con la función del edificio, las telas permiten crear una atmósfera interior en la que habitar. Esta función decorativa, creadora de atmósferas, es más importante que el mero hecho de que la cortina sea un elemento divisor, estableciendo que en una construcción, las paredes sólo sirven para sujetar las cortinas y que por ello la estructura constructiva debe quedar invisible.

Al ser el edificio bastante homogéneo en el tipo de espacios diáfanos y en el tratamiento de los materiales, la propuesta “Basia” en las escenas domésticas interviene de una manera única en todos los puntos necesarios. Así se consigue una mejor convivencia con el edificio.