Con una masividad y unas formas invariables, Casa 0 reformula, en un momento de cambio de paradigma, el anhelo que construyó el barrio, apoyado en una concepción contemporánea que hace de la permanencia, en sus múltiples sentidos, un eje central de la propuesta.
En los 50, la localidad de Lodosa experimentó un crecimiento con la construcción de un nuevo barrio, cuya edificación obedecía a la tipología “chantrea”, viviendas en planta baja con patio trasero, de construcción sencilla y perfil característico.
Casa 0 es el resultado imprevisto de trabajar con esta tipología. Su fachada no se diseña, continúa con la disposición existente. Tampoco se diseña el fondo de la vivienda, marcado por el patio trasero. La línea de la cumbrera se mantiene inalterada y marca la culminación de la casa.
Apoyándose en estas líneas se colocan los usos sirvientes, que ordenan el vacío en cuatro espacios iguales. De estos cuatro, el estar y la cocina se unen, configurando un espacio doble articulado como el eje de la casa. En los vacíos principales las puertas enrasadas adoptan la totalidad de la altura libre, abriendo a unos umbrales sobre los que vuelcan las estancias de servicio.
La vivienda resultante se cubre con teja árabe, como exige la norma, y materializa sus muros exteriores con un hormigón armado que captura en el tiempo la fachada original. Los sólidos muros protegen el interior, configurado por fábricas portantes, y una losa inclinada de hormigón cierra el espacio. Los huecos exteriores se conforman con carpinterías de aluminio.
Con una masividad y unas formas invariables, Casa 0 reformula, en un momento de cambio de paradigma, el anhelo que construyó el barrio, apoyado en una concepción contemporánea que hace de la permanencia, en sus múltiples sentidos, un eje central de la propuesta.