La Plaza de los Mostenses no existía. Había dado la bienvenida a comerciantes y gentes a la entrada de Madrid hace más de quinientos años, junto con el Mercado, que aunque con distintas formas, siempre estuvo allí. Tras la construcción del aparcamiento subterráneo en los años sesenta, sólo quedó su nombre. El concurso Europan14 preguntaba a profesionales de la arquitectura y el urbanismo menores de cuarenta años cómo podría transformarse esta plaza, junto a otras cinco situadas en pleno centro de Madrid, en las traseras de la Gran Vía. Todas compartían esta degradación por el automóvil y buscaban ser regeneradas desde un modelo de nueva movilidad urbana. El proyecto ganador ex-aequo “Common Ground” diseccionaba la tipología de los aparcamientos, proponiendo una serie de operaciones para dialogar con los diferentes agentes durante el proceso, y de esta manera adaptarse a cada emplazamiento, incluyendo futuras temporalidades. Las plazas se comportarían como un catalizador de cambio en la movilidad urbana, desde una ciudad pensada para el coche hacia un diseño orientado a los cuidados.

La transformación de esta tipología pública obsoleta en una infraestructura viva y abierta ayudaría a la reapropiación del espacio público por parte de los ciudadanos. Aunque inicialmente el caso de estudio fue la plaza de Santo Domingo, entre los seis emplazamientos potenciales, la Plaza de los Mostenses fue elegida precisamente por ser la única que no existía como tal. Estaba rodeado por un conjunto de calles y aparcamientos, con zonas peatonales residuales muy deterioradas que requerían una intervención urgente. El mercado de los Mostenses anhelaba su plaza. Un espacio público para las personas trabajadoras y vecinas de su entorno, para el barrio de Malasaña.

Pero, tras ganar un concurso de arquitectura y urbanismo, ¿quién interviene en la toma de decisiones que determina la materialización final? Perturbando las nociones convencionales de agencia, este proyecto evidencia la existencia de una compleja red de actores que influyen en el diseño urbano. Las galerías buscan ser un relato visual de las distintas fases del proyecto, desde el concurso hasta su realización. La propuesta fue el resultado de sucesivas reuniones con representantes del Ayuntamiento en sus diferentes Áreas de Gobierno: espacio público, movilidad y comercio; así como con la Asociación de Comerciantes del Mercado de los Mostenses, usuarios directos del ámbito de intervención. A través de sesiones de participación, las necesidades reales del mercado se tradujeron en opciones de diseño. Personalidades anónimas clave funcionaron como apoyo mutuo. Los propios trabajadores pasaron a la acción, llevando a cabo pequeñas sugerencias basadas en acciones propuestas, como pintar parte de la fachada, comunicándolas en periódicos locales y promoviendo cambios en el proyecto original. La red posterior al concurso fue fundamental para incorporar nuevas voces a la producción del espacio público y disolver la noción de autoría individual.

El objetivo fue transformar la primera planta del aparcamiento en una plataforma logística para toda la zona, y principalmente para el mercado que se encuentra en la parte superior. La extrema proximidad del forjado del aparcamiento a la superficie complica la plantación de árboles por medios convencionales. Por ello se planteó naturalizar la plaza con pérgolas vegetales. El nuevo mobiliario urbano sigue la estructura del aparcamiento, situándose de forma precisa para distribuir la carga y reciclar elementos. A nivel de calle, liberamos la mayor parte del espacio reservado para los coches, reaprovechándolo para los ciudadanos, a la vez que reposicionamos las áreas reservadas para la logística del mercado. Esta estrategia mejora la accesibilidad de todo el entorno, lleno de barreras físicas.

Valorar el actual Mercado como espacio público y su fuerte red de productores locales. Desde furii creemos que la mejora sustancial de este entorno urbano degradado y su reconversión en una plaza viva y abierta, situará a Los Mostenses no sólo como un referente dentro de Madrid sino dentro de Europa, a la hora de desarrollar un espacio público más accesible, sostenible e inclusivo.