Entre la colina del Coll y la colina del Carmel, a un lado del curso alto de la antigua riera de la Farigola, la calle de Pere Llobet y del Portell nos llevan a uno de los accesos posteriores del Parque Güell. Destacan las construcciones humildes, entre masías y casas de principios del siglo XX.
La casa tiene como objetivo enmarcar y cerrar un pedazo de aire en este punto de Barcelona y pone el énfasis en sus principales elementos constructivos. Se construye un basamento pesado, en relación con el jardín y la tierra, sobre el que apoya una estructura ligera de entramado metálico abierta al paisaje y al Sol.
Los espacios de la casa son circulares en torno a una pieza central que hace la función de baño y de almacenamiento. Los diferentes muebles, algunos de obra, son los que terminan de construir los distintos espacios. La casa está pensada para cambiar junto con sus habitantes, abrir y cerrar nuevos espacios.
En un intento de restar seriedad se decide pintar la casa de color amarillo, hecho que sorprendentemente da alegría, en consonancia con el verde del paisaje y el azul del cielo.
El proyecto propone una arquitectura austera y honesta haciendo énfasis en las necesidades del cliente tanto de programa como económicas.
Se propone una casa totalmente abierta capaz d´adaptarse a las diferentes necesidades del cliente, pudiendo cerrar y abrir espacios según la voluntad. Por eso se concibe una estructura muy clara y que dará valor tanto exterior como interiormente en la casa.
Los materiales de construcción y estructurales son los elementos principales de la casa y que la dotan de carácter. La casa utiliza diferentes sistemas constructivos a cada planta, adaptándose convenientemente a cada situación.