La instalación Rebond describe una gran trayectoria de un cuerpo precipitándose a lo largo de las escaleras de la Tour de Bel-Air hasta descenderlas. Una estructura en forma de arco que toma la dirección de la plaza de la Riponne y que apunta hacia el nuevo barrio de Flon. Esta gran estructura que dialoga con el entorno urbano y que se hace visible desde la distancia está realizada mediante una nueva fibra de vidrio flexible diseñada, desarrollada y fabricada expresamente para el proyecto. Esta describe arcos autoportantes de hasta 8 metros de altura. Las resinas de la estructura incorporan aditivos fotoluminiscentes con base de aluminatos que la convierten en un hilo incandescente al ponerse el sol.
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Toda estructura vence al destino de las fuerzas de la naturaleza. Pero también encierra en ella el desastre y tragedia de su posible colapso, caída, rotura..., accidental en un delicado equilibrio, aparentemente estable, que durante tiempo nos hace olvidar el inevitable destino de los artefactos del hombre.
La larga escalera situada bajo la Torre Bel-Air en Lausanne (Suiza) salva la altura de cuatro pisos permitiendo comunicar dos niveles de calle. Este rascacielos de 1931 urbaniza la ciudad tanto desde su skyline como también moldeando hábilmente el plano del suelo. Sin embargo, bajo estas escaleras no solamente se han encontrado las basuras, las peleas de alcohol y la noche más oscura de la ciudad, sino también el accidente y la tragedia de la caída mortal desde lo alto que ha estigmatizado definitivamente este rincón urbano.
La instalación Rebond describe una gran trayectoria de un cuerpo precipitándose a lo largo de las escaleras de la Tour de Bel-Air hasta descenderlas. Una estructura en forma de arco que toma la dirección de la plaza de la Riponne y que apunta hacia el nuevo barrio de Flon. Esta gran estructura que dialoga con el entorno urbano y que se hace visible desde la distancia está realizada mediante una nueva fibra de vidrio flexible diseñada, desarrollada y fabricada expresamente para el proyecto. Esta describe arcos autoportantes de hasta 8 metros de altura. Las resinas de la estructura incorporan aditivos fotoluminiscentes con base de aluminatos que la convierten en un hilo incandescente al ponerse el sol.
La estructura, aparentemente liviana y desmaterializada por la luminiscencia del material, dialoga con la ciudad, recordándonos con su trazo el desastre que estigmatiza el espacio. Haciendo palpable las formas del miedo.