La gran llanura regada por los ríos Genil, Dílar y Monachil que rodea a la ciudad de Granada ha sido, desde su fundación una de sus razones de ser. Toda la comarca ha dependido histórica, económica, paisajística y climatológicamente de la Vega. Durante la práctica totalidad de la historia de este lugar, se ha ido transformando el paisaje en función de los distintos tipos de monocultivo a los que se ha ido dedicando. Así, la Vega de Granada es un paisaje natural antropizado; un vasto territorio productivo donde aparecen diseminadas pequeñas piezas de arquitectura asociadas a la transformación y procesamiento de los distintos tipos de cultivo: Azucareras, acequias, partidores de aguas, pudrideros de cáñamo, checas y por supuesto secaderos de tabaco. La pieza que nos ocupa es un modesto secadero 12x5 metros con celosías de ladrillo y una cubierta sencilla de teja a dos aguas sostenida por rollizos de madera de chopo. En el pasado, este tipo de edificación se utilizaba para colgar las hojas de tabaco del techo y dejar que se secase gracias al aire que circulaba entre las celosías. Con la caida en desgracia de las plantaciones de tabaco por su baja rentabilidad y la presión urbanística que los distintos pueblos de la vega ejercen en sus crecimientos, la mayoría de los secaderos están comenzando a ser desmantelados o abandonados a su suerte, lo que los convierte en espacios a recuperar imaginando otros usos en ellos.

En este caso concreto el proyecto se ha basando en acondicionar el interior del secadero para convertirlo en estudio-taller. Con un coste casi nulo, la intervención se basó en realizar una tarima flotante con palés reciclados recolectados en los poligonos industriales para aislarse del suelo original de tierra apisonada, cerrar las celosías con paneles de policarbonato y carpinterías practicables de madera y por último realizando mobiliario a partir de elementos presentes en el propio secadero como una mesa a partir de un balcón de forja y unas ventanas de aluminio o una pantalla de proyección practicable con unas poleas y un larguero de madera.